lunes, 12 de enero de 2015

Otra de motos

Las piernas las tiene, así, alumbradas por la farola de luz amarilla, amarillas naranja rosadas, y son largas. Los tacos sacables son blancos. Sus tacos. Las rodillas. Va la chica, que es grande, es una mujer, abrazada al tipo de la moto. Por suerte, pronto se aleja el trasero ese, esa cintura... y allá, llegando ella, apegada a aquel de la moto, a la esquina, ya no es tan distinguible.

Percepción ciclista

Esa moto tiene la cadena al lado izquierdo, veo. ¿Dónde la tiene mi bicicleta? No hace falta preguntármelo, la tiene al lado derecho, siento en el cuerpo. Sentir en el cuerpo una cosa de la biqui, algo como esto de dónde va la cadena, es así: me represento, en un instante, una fracción de segundo, sobre la bicicleta, pero no es algo visual, es algo del cuerpo, digamos que me siento (en los dos sentidos, solo que uno de ellos es figurado, no, no figurado, sino sentido; caray, ¡un sentido sentido!) me siento sobre la bicicleta, y percibo que la cadena va a ese lado de la máquina.

A propósito de los lados de una bicicleta. Rolando me hizo dar cuenta, hace no mucho, que los radios de la rueda trasera están dispuestos de esta manera. Al lado de la cadena, lado derecho, menos protuberantes hacia su centro. A la izquierda, los radios (que no son tales, son varillas tangentes a la circunferencia del centro-eje de la rueda) sobresalen más.

lunes, 5 de enero de 2015

Atrás y arriba

Y detrás y encima de la gran nube oscura casi negra, su entresijo, apenas visto por entre unos pequeños huecos, es una nube blanca. Será que el sol, allá arriba donde ella está, le da duro, a esta hora, las siete y media, el fin de la tarde, comienzo de la noche. Y si crees que hablo de la esperanza, bueno, pues, aciertas.

Pero es que también me gustan las nubes negras. Y esto no tiene que ver ni con esperanza ni con desesperación : solo que me gustan las nubes.

Hay estrellas, y se las ve especiales, en el cielo aun no del todo oscuro. Ah, hoy es el día después de luna llena. Ya saldrá.

Yo, por la calle, camino, a la espera. (¿Y cómo es que escribes esto?) Así.

Oyendo a los de la Velvet underground, https://www.youtube.com/watch?v=R9XFtLHk-iw, a eso del minuto 12, la cosa se pone buena, y luego, otra vez, poco más allá del minuto 16. Los 8 minutos finales, en video aparte, https://www.youtube.com/watch?v=MG47xvdHX2c. -- Una semana después, retiraron, desactivaron esas pistas, no están más en el sitio Youtube. Así son algunas cosas en la vida, se acaban, chau. -- Dos años y medio después, de nuevo se puede oír la cosa, que se llama Blue velvet jazz jam, aquí, https://www.youtube.com/watch?v=DYkb9yxR04w.

domingo, 4 de enero de 2015

Parchar en medio del ruido de la ciudad

Sobre la acera, vuelco la bicicleta. Primero, miro la cubierta, haciéndola girar con la palma de la mano. Una esquirla de vidrio incrustada a un costado. Estando tan a un lado, no al centro, es difícil que haya pinchado la goma, pero debe de haberlo hecho, porque sino ¿cómo fue que el aire escapó en dos, tres metros?

Inflo la cámara. La reviso usando la vista y las orejas. Y aquí empiezo a putear, hay un momento en que quisiera gritar contra los motoristas. No soporto su ruido. No me deja descubrir el hueco, que tiene que ser grande. Estoy en la avenida Aroma esquina con calle Nataniel Aguirre, es domingo en la tarde, no debiera haber tanto tráfico. Pero lo hay. Cada carro que se acerca es la imposibilidad de usar el oído. Carajos. Ellos, ahí dentro de los estúpidos cajones de lata donde se meten, derrepente hasta oyendo música, los hache de pe, no sienten el daño que hacen.

Dejo la bicicleta volcada, dejo las cosas allí, voy en busca de quien me preste un bañador con agua. En la primera tienda, no. En la segunda, luego de ofrecer dejar un dinero como garantía, me lo prestan. Con agua podré hallar el punto de fuga, parcharé, y volveré a usar la biqui.

Me gustó haber inflado la llanta usando la tripilla rota, tapando con los dedos el lugar de la manguera por donde el aire escapa. Después, compré otras tripillas para el inflador.

El ruido de los carros a motor se compone de : (1) ruedas de goma adherente que frotan o raspan el suelo diversamente rugoso, comprimiendo y expulsando aire; además, las partes no exteriores de las ruedas, las partes que no raspan el suelo, también mueven el aire, produciendo ruido. (2) La masa del carro, al moverse, corta el aire, este es un fuerte ruido. (3) El motor, cuyas partes móviles, girantes, cortan el aire, y en cuyo recipiente cerrado ocurren múltiples, repetidas explosiones, para producir las cuales, el motor chupa y expulsa grandes cantidades de aire; estas actividades suenan. (4) Muchos motoristas usan sus bocinas para amedrentar a los peatones. Además, algunos motoristas usan aparatos de música, que contaminan el ambiente con ruido. Además, en el centro congestionado de la ciudad, algunos motoristas gritan a los peatones y ciclistas para apartarlos de su camino.