jueves, 7 de diciembre de 2023

Gaza-Palestina, primera semana de diciembre 2023

A sus doce años en Vallegrande mi padre vio balancearse de postes de telégrafo los cuerpos de ¿una docena? de movimientistas rebeldes ajusticiados (fue la guerra civil del 49).

El joven Jesús en Palestina hace poco más de 2 mil años pudo ver por los caminos los cuerpos clavados a maderos en cruz, picoteados por los buitres, de algunos de los alrededor de dos mil rebeldes ajusticiados que fueron acaudillados por un tal Judas; hay quien piensa que José nazareno, su papá carpintero, pudo proveer a su familia con dinero extra ganado armando algunas de esas cruces; el muchacho Jesús habría sido su ayudante.

Esa represión muy dura del gobernante colonial romano Poncio Pilato no era su conducta uniforme; a otra revuelta de los judíos la combatió con batallones de soldados especialmente entrenados para romper los huesos de los rebeldes, golpeándoselos con palos.

Esto nos recuerda una de las tácticas del primer ministro israelí Rabín para reprimir a los muchachos palestinos tira-piedras de la primera intifada (de 1987 a 1993): batallones de militares entrenados para cumplir su orden de romperles a palazos los huesos de sus cuerpos.

Y nos recuerda la táctica del gobierno democrático del boliviano dictador Bánzer para reprimir a los campesinos aymaras del altiplano, quechuas del valle y a los cocaleros, alzados en octubre del año 2000: escuadrones entrenados para golpear con palos los cuerpos de los bloqueadores.

Hay una diferencia central entre esos dos momentos, el de Pilato en la Judea-Galilea de hace 20 siglos y el de Bánzer en la Bolivia de hace 23 años, frente a este momento de hoy en que en la Palestina ocupada (Jerusalén oriental, ribera occidental del Jordán y Gaza) el primer ministro israelí Netanyahu y su gabinete se están lanzando hoy, en la primera semana de diciembre (terminando la novena semana de esta guerra), con apoyo estadounidense pleno, a una estrategia integral de someter / expulsar / exterminar a los palestinos, al conjunto de los cinco millones de palestinos que viven en esas tres regiones ocupadas.

Pero parece que la oposición, la lucha popular constante en cientos de ciudades de todo el mundo -- que incluye corajudos sabotajes de embarques de suministros militares con destino a Israel -- le va a torcer el brazo a la élite militarista estadounidense que, cogida ahora mismo por sorpresa, puede temer por su permanencia y dar la orden a los militares israelíes para -- contra el impulso genocida de casi toda la sociedad israelí -- frenar su campaña genocida y acomodarse a una tregua larga en la que se puedan negociar condiciones de paz no demasiado desfavorables para los intereses coloniales estadounidenses-israelíes en Oriente Medio.

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