viernes, 10 de mayo de 2024

Un camión que pasa cerca

Abro la puerta para entrar adonde vivo y por la calle, detrás de mí, pasa rápido un camión con cajas para huevos de gallina. El camión va rápido, por no llevar carga. Es de noche. La luz amarilla de las luminarias me muestra la gran cantidad de polvo que del piso de tierra con piedras sueltas, levantan las ruedas, la masa embalada del camión; parte de ese polvo hará difícil la respiración de las hojas de los eucaliptos de la vera del camino. El tope de las pilas de cajas de plástico raspa, rasura las ramas de los molles de la vera del frente, abriendo una luz o espacio vacío ahí arriba sobre el camino. Siento y sé que esa cosa que pasa a mi lado, el camión, no pertenece aquí, que está demás, que en gran parte su estar aquí es daño, que habrían otras maneras de trasladar la carga que llevará, que esas maneras diferentes no son difíciles de diseñar, con los medios existentes. Una de ellas, son bicicletas o triciclos de carga.

lunes, 6 de mayo de 2024

luna de día

de la luna que hace once días tuviste de frente en el camino desde Chiquicollo para acá, grande ella, casi llena, y tan de día

verla así desvelada

hasta cuando es solo una tajada que disminuye, la luna de día sorprende, lo deja a uno diciendo: esto es así?, lo que veo, lo estoy viendo?

ahora, otoño de días que van acortándose, al caminar una y otra vez en mi lugar de trabajo, a eso de las seis de la tarde de esos días en que la luna sale llena, la veo salir, con un cielo que va oscureciendo, desde atrás de un edificio

alguna vez, estando sin apuro, doy unos pasos adelante, hasta dejarla tapada por el edificio que, al aproximarme yo, crece, y dando otros pasos, de espaldas, hacia atrás, la hago volver a salir detrás de ese horizonte

tengo entonces una segunda y, por gusto, tendría una tercera salida de la luna redonda, todas ellas en solo un momento

(pero es mejor no exagerar: hay gente en la calle, y aunque va oscureciendo, deben importarme; no vayan a creerme niño)

mientras tanto, la tarde se acaba y asoma la noche en que algunas cosas se borran

en cambio, el otro día, hace semana y media, tú la tuviste, en pleno día, lúcido tú, sin la promesa de la noche en que lo raro y lo difícil se confunden en lo desconocido, tuviste a la luna allá al poniente, yéndose pero aun ahí, grande, y abiertamente incomprendida

en tu lugar, yo habría aullado... por dentro, callando y sin mostrarlo (la calle tiene gente que ¿de espaldas a la luna? empieza su día), habría hecho eso, dentro de mí, mirando a la luna de día

— Sí, la luna es increíble. Su tamaño comparado con el del sol no tiene nada que ver. Y la distancia de la tierra a la luna es órdenes de magnitud diferente a la de la tierra al sol, pero por una de esas coincidencias cósmicas esas diferencias se compensan exactamente.