lunes, 30 de junio de 2014

Argumentos económicos contra el extractivismo, por Joan Martínez Alier

En toda Sudamérica hay enormes exportaciones en volumen (toneladas de petróleo, carbón, mineral de hierro, soya, madera, cobre…) y sin embargo varios países (Brasil, Colombia, Perú, Venezuela, Argentina, Ecuador) no logran apenas pagar sus importaciones. Argentina está entre caer o no en déficit comercial. Colombia, Brasil, Perú, Ecuador ya lo hicieron en 2013 y principios de 2014. Sus exportaciones no pagan sus importaciones. Un ejemplo: Colombia vende al exterior unas cinco veces más toneladas que lo que compra de él, y sin embargo no puede pagar sus importaciones con las exportaciones que, en este caso, son en buena parte de carbón.

Persiste una estructura desfavorable en el comercio exterior, se exportan más toneladas que se importan, y se vende mucho más barato por tonelada que lo que se compra. Y esa gran exportación física no consigue ya pagar las importaciones o lo consigue apenas. Las balanzas comerciales de estos países medidas en dinero están ya en déficit, excepto en Argentina, que tiene todavía con un pequeño superávit.

Un reciente artículo publicado por la Flacso-Ecuador (de Pablo Samaniego, María Cristina Vallejo y yo mismo) con el título Déficits comerciales y déficits físicos en América del Sur llama la atención sobre esos hechos, fruto de una equivocada política extractivista. Nuestro artículo va a contracorriente de los entusiasmos generados por la evolución favorable en los términos de intercambio en los inicios del siglo XXI en América del Sur. Al analizar en detalle tres países andinos (Colombia, Ecuador y Perú) comprobamos que ciertamente existió una mejora en los términos de intercambio, pero que en 2012-2014 toca a su fin.

Da lo mismo que los gobiernos sean nacional-populares o neoliberales. En Brasil y Argentina, al igual que en esos otros países y en Venezuela, las exportaciones son persistentemente mayores que las importaciones (en toneladas). Sin embargo, Brasil ya entró en déficit comercial entre enero y marzo de 2014 de 6.072 millones de dólares, el mayor para un trimestre en 21 años, mientras Argentina ha visto casi desaparecer su superávit comercial entre 2012 y el primer trimestre de 2014. Y eso a pesar que la moneda de ambos países se ha estado devaluando, en un intento por exportar todavía más cantidades y de frenar importaciones.

Existe estructuralmente una relación de intercambio desfavorable que se observa en dos ámbitos: por una parte, se registran persistentes déficits físicos, es decir, se exportan más toneladas de materiales que se importan. Lo llamamos "déficit" porque se pierden recursos naturales, se agotan los recursos. En años muy recientes esta trayectoria se acompaña en países grandes y chicos por un contraproducente déficit en la balanza comercial monetaria, que compone el segundo ámbito de deterioro estructural en el comercio exterior de estas economías. ¿Por qué contraproducente? Porque en principio conduce a un endeudamiento mayor y a una presión por exportar más y más, causando mayores daños ambientales y más conflictos sociales. Los déficits comerciales exigen otros ingresos en el balance de cuenta corriente o en el balance de capitales. La afluencia de inversión extranjera directa puede compensar el déficit comercial, pero va a generar rentas que se escapan después del país.

Un ligero resfriado en China se convierte en pulmonía en América del Sur, aunque uno pueda pensar que la demanda de materias primas que no se reciclan (como los combustibles fósiles) o que se reciclan sólo en parte (como los metales) tenderá a ser firme, incluso sin crecimiento económico mundial. Si el mundo hoy quema 90 millones de barriles, mañana va a quemar otros 90 millones, un poco más o un poco menos. La energía no se recicla. La demanda se mantiene, pero los costos económicos, sociales y ambientales de la extracción son crecientes al disminuir la ley de los minerales metálicos y extraer petróleo o gas de lugares más recónditos, como sucede también en la extracción de madera, soya, palma de aceite. Al mismo tiempo, con ofertas abundantes, los precios pueden bajar mucho a causa de pequeñas oscilaciones en las coyunturas de los países importadores.

Así pues, las críticas de los post extractivistas sudamericanos (Maristella Svampa, Eduardo Gudynas, Alberto Acosta) tienen doble fundamento económico. La exportación de materias primas agota los recursos naturales, produce contaminación y causa conflictos con las poblaciones locales, envileciendo a los gobiernos que usan la represión como método para la extracción, como el presidente Correa, en Intag, Ecuador, en estas semanas, olvidándose ya del Buen Vivir o Sumak Kawsay. Y por otro lado, los precios de esas cuantiosas exportaciones son baratos en relación con las importaciones. Se exporta mucho y sin embargo no se cubre el costo de la importación. De ahí un nuevo camino por la ruta del endeudamiento.

Por Joan Martínez Alier
ICTA-Universitat Autònoma de Barcelona

http://www.jornada.unam.mx/2014/06/21/opinion/014a1pol

viernes, 6 de junio de 2014

Naranjas de invierno en Cochabamba

Esos puntos color rojo amarillo naranja son naranjas. Naranjas pequeñas, las primeras del invierno de este árbol que me dio naranjas de tamaño mediano en el verano. Escoger una, dos, arrancarlas, comérmelas. (Arbolito naranjo en la jardinera de la avenida Heroínas esquina parque de la Torre. Y qué bonito es, simétrico, mesuradito, no pasa de los dos metros y medio.)

Cuánta naranja de invierno, de verano en Cochabamba, cuántos sabores diferentes en ellas, jugo más, menos dulce, más o menos ácido. Cuántos naranjos en las calles o dentro de las casas, en los jardines delanteros, sacando los extremos de unas ramas para que, al paso, quienquiera se sirva.

Dos años y medio después, el árbol se seca, tiene tres cuartas partes de sus ramas secas, y las pequeñas naranjas que le quedaban, resecas, se le cayeron.

Tres años después, el árbol está seco, le cortaron ya todas las ramas, menos un trozo de una, a la que se prenden unas pocas hojas secas, muy secas. Toco la madera. La madera rajada del delgado tronco del árbol muerto que pronto no estará más aquí. Me pregunto para hacer qué la madera servirá, a quién se la puedo señalar, pienso en frío, como hombre, en el uso, el aprovechamiento, el consumo, en lo que, en cierta secuencia de las cosas de esta vida, viene después de la muerte de unos, o dicho así, después de su sacrificio.

(El sacrificio, el derribe, el destazado, la muerte inferida, el ofrecimiento, la entrega, el don.)

jueves, 5 de junio de 2014

Subiendo a Sacaba... o : Qué duro será pedalear al envejecer, si ahora que todavía no estoy tan viejo me cuesta tanto

El ciclista me dice que este no es su ritmo, que, si sigue así, va a detener su marcha. Y adelanta. Allá, donde acaba esta subida que tanto me cuesta -- ¡mi chicharra tiene solo veinte dientes! -- me espera, detenido. Volvemos a pedalear juntos, pero cada tanto pasa eso, que él puede más que yo. (Subida a Sacaba, de noche, la semana pasada.)

Estoy viejo. Subir me cuesta. (Siempre me costó.)

Y mi chicharra no es subidora.

Pero es que estoy viejo.

¿Qué haría con una de dieciocho dientes? ¿Nada más que pedalear en el mismo sitio, con las suelas sobre el piso? ¿Bicicleta estacionaria para mí, yo quieto?

Ay.

(Y aunque no me crean, así, con este texto, comienza mi celebrar el llegarme la edad, esta edad mía. Cosa con la que tranquilo estoy nomás.)

martes, 3 de junio de 2014

Permanencia en la avenida

Ahora que recurro en la Blanco Galindo confirmo que esas cosas que allí se ven tiradas sobre el asfalto, una tela a rayas, descolorida, un pedazo de lija amarilla (yo llevo un cuadro de lija entre las hojas de un cuaderno, en mi bolsón trasero, y no necesito alzar la que está ahí), unas tuercas gordas, unas arandelas o volandas anchas, una gorra azul en algo menos que regular estado, una bolsa negra que, al día, trasluce estar llena de otras bolsas más pequeñas y de todos los colores... las cosas que estaban allí ayer, siguen hoy casi en el mismo lugar. La superficie de la bandeja que es la avenida entre los bordillos de fuera y dentro, no acepta viento, no recibe manos que barajen o trasladen las piezas, los residuos urbanos que soporta. El correr de los autos apenas las mueve un poco.

Ni hablar de los cuerpos de animales muertos sobre la avenida. En ella se secan al sol, charquean al frío, perros, gatos, pájaros y otros. ¿Los autos? Por encima, ruedan rodando van y se van, pero, tras de uno, otro, y otro. Sin fin.

Lo que cambia en la Blanco Galindo son las cruces que recuerdan a sus muertos. Las cruces viejas van desapareciendo, y son nuevas cruces las que las reemplazan. Permanece la avenida, su modo básico.

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http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2014/0527/noticias.php?id=129023

Martes 27 de mayo de 2014
Cochabamba
EN LA MAYORíA DE LOS CASOS SE DEBE A FALLAS DE LOS CONDUCTORES QUE INFRINGEN LAS SEñALIZACIONES Y CIRCULAN CON EXCESO DE VELOCIDAD
Dos de cada 10 accidentes en Cochabamba ocurren en la Blanco Galindo
POR: TATIANA CASTRO TCASTRO@OPINION.COM.BO
((Pie de foto:)) Conductores a la espera del cambio de semáforo para el giro a la izquierda, en el kilómetro 4 y medio de la avenida Blanco Galindo, ayer. DICO SOLÍS

Dos de cada diez accidentes suceden en la avenida Blanco Galindo, informó el director departamental de Tránsito, coronel Alberto Antezana. En la mayoría de los casos se debe a las fallas humanas y el exceso de velocidad.

Otro de los problemas detectados es la falta de respeto a la señalización, en especial a las indicaciones de los semáforos. Los choferes empiezan a acelerar antes de que el semáforo marque el rojo y ésto ocasiona los choques.

“Es una vía de alto tráfico y de alta peligrosidad”, aseguró Antezana.

Explicó también que no se trata de una carretera, pero sí de una avenida de alta fluidez para el transporte interprovincial, interdepartamental e incluso internacional.

Según informó la autoridad policial, la avenida Villazón y la Petrolera, son rutas donde el índice de accidentes es elevado, pero es mayor en la Blanco Galindo.

Uno de los puntos más conflictivos es en el kilómetro 4 y medio. Los conductores reclaman porque el tiempo para el desvío a la izquierda es muy breve, solo 11 segundos, lo cual les obliga a acelerar para no ser sorprendidos con el cambio de orden.

PEATONES En relación a la seguridad de los peatones, las autoridades policiales y municipales coincidieron en que no existen las condiciones necesarias para que crucen la vía.

El titular de la Dirección de Tráfico, Vialidad, Transporte de la Alcaldía de Cercado, Luis García, reconoció que no existen las condiciones adecuadas para el tráfico peatonal. Como Dirección elevó una solicitud para la construcción de una pasarela en el kilómetro 4 y medio.

En el lugar, el domingo, se registró el choque entre un trailer y una vagoneta que luego derivó en un atropello y posterior choque a una vivienda y el incendio de uno de los motorizados. Un niño murió calcinado en el lugar.

Opiniones

Lidia Quispe -- Ama de casa -- Las vías no han sido diseñadas pensando en los peatones. Para nosotros es imposible cruzar la avenida Blanco Galindo por la alta velocidad de los vehículos. Nos urge una pasarela para evitar los accidentes. Los que más nos preocupan son los niños y ancianos que deben esperar demasiado.

Max Marin -- Ciclista -- Tenemos confusión con los cambios de los semáforos. A eso se suma que los vehículos no respetan la señalización y es un constante riesgo. Las autoridades de la Alcaldía y de Tránsito deben capacitar a la población a través de los medios de comunicación, es su responsabilidad.

José López -- Conductor -- La señalización es clara, pero lo importante es respetarla. Los que queremos girar a la izquierda (hacia occidente) debemos guiarnos por el semáforo de la izquierda y tenemos que esperar que los demás cumplan las indicaciones para no tener accidentes. Falta mucho respecto a la educación vial.

http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2014/0527/noticias.php?id=128986

Martes 27 de mayo de 2014

Editorial
Grave accidente en la Blanco Galindo
27/05/2014 | ED. IMP.

Preguntar.

Lo que debe motivar este trágico accidente es preguntar si se han hecho todos los esfuerzos para la seguridad en esta avenida, que no ha dejado de ser la “avenida de la muerte”.

Desde hace muchos años, casi a partir de su misma inauguración, la avenida Blanco Galindo, que conecta la ciudad de Cochabamba con la vecina población de Quillacollo, ha sido una especie de sinónimo de accidentes de tránsito. Si se revisaran las estadísticas seguramente que en este trayecto se han registrado accidentes, casi siempre, con saldos luctuosos.

Lo que ha ocurrido el domingo en horas de la tarde, añade un antecedente más en la lista de los accidentes de tránsito, aunque en esta oportunidad, se trata de un hecho que desató terror entre los vehículos y transeúntes que se encontraban a la altura del kilómetro 4.5 de esta avenida y la Juan Pablo II. De acuerdo a lo que narraron algunos testigos del hecho a una periodista de este diario, un enorme tráiler donde viajaba toda una familia, colisionó contra una vagoneta Toyota Corolla, que cruzaba la avenida, el impacto no lo detuvo y siguió su rumbo y en el camino atropelló a una transeúnte para luego terminar chocando contra una vivienda. El saldo trágico es la muerte de un niño de dos años que murió en medio de las llamas.

Las investigaciones y los informes técnicos de las autoridades de Tránsito determinarán los móviles de este hecho y en su caso las responsabilidades correspondientes.

Lo que debe motivar este trágico accidente, que podía haber cobrado la vida de varias otras personas, es preguntarnos si se han hecho todos los esfuerzos para brindar seguridad en esta avenida, que comúnmente se la conoce con el nombre de la “avenida de la muerte”. La avenida fue ampliada hace varios años, pero los accidentes no cesaron y por el contrario se sucedieron en una fatal cadena que parece interminable. Luego, se dispuso la construcción de algunas pasarelas para peatones, que de algún modo sirvieron para evitar que las personas que cruzan la misma resguarden su integridad física, aunque no siempre existe la costumbre de usar estos pasos en altura. Posteriormente, se instaló una malla metálica para evitar también el paso indiscriminado por las bandejas centrales de las personas.

Hace algunos meses se realizaron trabajos para suprimir algunas rotondas, una, la principal, en el kilómetro 4.5, precisamente donde se registró el domingo el fatal accidente. Esta determinación se realizó pensando en mejorar el tráfico y su fluidez. Pese a todos los trabajos que se han realizado, el índice de los accidentes no se ha frenado.

De tal modo, que la discusión permanente y que debe encontrar soluciones, es si se han realizado, lo que necesariamente debe efectuarse en una avenida donde las condiciones en el tráfico de vehículos de toda categoría, es decir, de unidades de transporte pesado, mediano, de servicio público y particular, le otorgan una complejidad vial, que merece mayores esfuerzos, para la seguridad de los conductores y de los transeúntes.

Por estas circunstancias es necesario que las autoridades tanto de Quillacollo, como de la ciudad de Cochabamba, asuman la decisión de encontrar otras soluciones para garantizar la seguridad en esta vía que es necesaria porque se trata del punto principal de conexión entre dos poblaciones que actualmente interactúan por razones laborales, industriales, comerciales y otras que en realidad determinan la unión poblacional. La inseguridad que presenta actualmente la Blanco Galindo no puede continuar y se deben encontrar soluciones de manera conjunta y desde luego meditadas.

http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2014/0530/noticias.php?id=129280

30 mayo 2014

Cochabamba
Tránsito admite que dejó de controlar en la Blanco Galindo

((Pie de foto:)) Conductores no respetan la señalización en la Blanco Galindo, el lunes 26 de mayo. DICO SOLIZ

No existe control policial en la carretera Blanco Galindo, menos en el kilómetro 4.5, calificado como uno de los tramos más peligrosos de la vía.

El responsable de la Dirección Departamental de Tránsito de Cochabamba, Alberto Antezana, reconoció que no destinan agentes policiales al lugar porque priorizan la vigilancia en zonas escolares.

El control fue suspendido en la concurrida avenida por falta recursos humanos. Tránsito solo cuenta con 25 policías, en cada turno, para toda la ciudad.

El jefe policial anunció que a partir del próximo lunes el personal de la Estación Policial Integral de Coña Coña se encargará de esa tarea.

NO RESPETAN Reprochó la actitud de los conductores y peatones que incumplen las normas de tránsito y tampoco respetan la señalización, en especial los cambios de semáforos.

Los accidentes que se presentan en la carretera se deben, en la mayoría de los casos, a fallas humanas como, el exceso de velocidad y a los conductores que manejan en estado de ebriedad.

Según información de la Dirección Departamental de Tránsito, de cada diez accidentes que se reportan, dos son en la Blanco Galindo. Es el índice más elevado seguido de las avenidas Villazón y Petrolera.

Las autoridades policiales, municipales y los vecinos coincidieron en la necesidad de construir dos pasarelas en la zona para ofrecer seguridad a los peatones. Sin embargo, en esta gestión no están planificados los proyectos.