domingo, 4 de enero de 2015

Parchar en medio del ruido de la ciudad

Sobre la acera, vuelco la bicicleta. Primero, miro la cubierta, haciéndola girar con la palma de la mano. Una esquirla de vidrio incrustada a un costado. Estando tan a un lado, no al centro, es difícil que haya pinchado la goma, pero debe de haberlo hecho, porque sino ¿cómo fue que el aire escapó en dos, tres metros?

Inflo la cámara. La reviso usando la vista y las orejas. Y aquí empiezo a putear, hay un momento en que quisiera gritar contra los motoristas. No soporto su ruido. No me deja descubrir el hueco, que tiene que ser grande. Estoy en la avenida Aroma esquina con calle Nataniel Aguirre, es domingo en la tarde, no debiera haber tanto tráfico. Pero lo hay. Cada carro que se acerca es la imposibilidad de usar el oído. Carajos. Ellos, ahí dentro de los estúpidos cajones de lata donde se meten, derrepente hasta oyendo música, los hache de pe, no sienten el daño que hacen.

Dejo la bicicleta volcada, dejo las cosas allí, voy en busca de quien me preste un bañador con agua. En la primera tienda, no. En la segunda, luego de ofrecer dejar un dinero como garantía, me lo prestan. Con agua podré hallar el punto de fuga, parcharé, y volveré a usar la biqui.

Me gustó haber inflado la llanta usando la tripilla rota, tapando con los dedos el lugar de la manguera por donde el aire escapa. Después, compré otras tripillas para el inflador.

El ruido de los carros a motor se compone de : (1) ruedas de goma adherente que frotan o raspan el suelo diversamente rugoso, comprimiendo y expulsando aire; además, las partes no exteriores de las ruedas, las partes que no raspan el suelo, también mueven el aire, produciendo ruido. (2) La masa del carro, al moverse, corta el aire, este es un fuerte ruido. (3) El motor, cuyas partes móviles, girantes, cortan el aire, y en cuyo recipiente cerrado ocurren múltiples, repetidas explosiones, para producir las cuales, el motor chupa y expulsa grandes cantidades de aire; estas actividades suenan. (4) Muchos motoristas usan sus bocinas para amedrentar a los peatones. Además, algunos motoristas usan aparatos de música, que contaminan el ambiente con ruido. Además, en el centro congestionado de la ciudad, algunos motoristas gritan a los peatones y ciclistas para apartarlos de su camino.

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