sábado, 13 de diciembre de 2014

Estado del racismo

Dice la propaganda del gobierno que ellos luchan contra el racismo, dicen los del gobierno que la presencia entre ellos de personas de origen indígena muestra mayor inclusión. No sé cuánto de racista habrá sido nuestra sociedad antes; no me doy cuenta, excepto de haber sido yo mismo racista, y de, en gran medida, seguir siéndolo, y de saber que es difícil combatir esta mi disposición.

Llamaré "racismo boliviano" a las prácticas de restar oportunidades de sobrevivencia autónoma a los indígenas y a los discursos que justifican estas prácticas. Llamaré sobrevivencia autónoma a las maneras propias, viejas pero en transformación, de los pueblos indígenas para conseguir alimentos, vestidos y cobijo, a sus maneras de decidir como disponer de su tiempo libre, a cómo conservan o cambian, autónomamente, en su propia lengua, sus relatos y sus mitos, a sus maneras de controlar su territorio (quiénes entran y quiénes no, con cuáles condiciones, cómo se usará el territorio). Sin duda, hoy, este racismo es el mismo que siempre en Bolivia, sino está peor que antes.

¿Cuántos pueblos indígenas desaparecieron en Bolivia en los últimos diez años? Se me dirá que las causas de que un grupo de pocas decenas de personas pase en unos años a tener menos de diez personas y luego, quedando el último abuelo o la última vieja, se pueda decir que, no habiendo conversación en tal lengua indígena, se pueda decir que el pueblo indígena murió, se me dirá que las causas para esto datan, mínimamente, de décadas atrás. Es cierto. Pero el actual gobierno de Bolivia, con su declarada inclinación en favor de los indígenas, no hizo nada para intentar detener la muerte de los pueblos indígenas; en la situación, que es de emergencia, no implementó medidas de emergencia para evitar el corriente etnocidio. Al contrario, el gobierno de Bolivia es el campeón de la desaparición de pueblos indígenas en el país, es un gobierno etnocida, que funciona para los fines del capital mundial : la exploración y explotación de petróleo, gas, la gran minería y la minería de cooperativas, la construcción de grandes represas en los ríos amazónicos y la construcción de carreteras por todas partes, acciones éstas a iniciativa del capital mundial (capital nominalmente brasileño, español, inglés, francés, chino, japonés, etcétera), están expropiando a los pueblos indígenas que quedan de sus últimas oportunidades de sobrevivencia autónoma. Lo que vivimos ahora es la última fase de la extinción masiva de lo indígena en Bolivia. En pocos años, nosotros mismos o personas de nuestra edad podrán decir que en Bolivia no habrán más indígenas, a no ser que sean algunos fósiles, especímenes de museo. (La propia desesperación por disfrazarse, en parte, de indígena, que tienen las fraternidades de bailarines urbanos en las fiestas religiosas, creo, apunta a una próxima conciencia del estado de avance de la uniformación social, cultural en el país.)

Las tendencias al "blanqueo" de la gente en las ciudades (familias de remoto origen mayoritariamente indígena favorecen el predomino de las características no indígenas que sus hijos pueden adoptar, premian a sus hijos para que "sean mejores que sus padres", o sea, para que, en la escuela, en la calle, copien las maneras de sus compañeros previamente blanqueados, y para que abandonen los restos de características que recuerdan a lo indígena), estas tendencias se han acelerado.

Uso una idea político-económica de lo que es el ser indígena, una idea que considera las condiciones materiales e ideológicas de la vida diaria como las definitorias de ser o no ser indígena : dominar política, militarmente un territorio; hablar unas lenguas más o menos esotéricas, conservar en ellas unos relatos y mitos; manejar unas técnicas de producción de la vida diaria, para comer, para conseguir la comida, para hacerse la ropa (muy poca gente en Bolivia hace su propia ropa hoy... con tanta ropa vieja que nos llega y que compramos a precios cada vez más caros), para usar la ropa, para hacer la propia casa (aunque haya tanto albañil en el país, algunos de los cuales autoconstruyen sus casas, ellos no manejan el proceso entero de la construcción, que viene, técnica y económicamente definido desde afuera, por los ingenieros, arquitectos, por los banqueros, por las autoridades municipales); y sobre todo, crear visiones de conjunto sobre la vida del pueblo propio, y usar estas visiones en momentos de discusión, debate colectivo sobre el presente del pueblo.

El proceso de desaparición de lo indígena es complejo, contradictorio. A ratos, parecería que la astucia del momento de extinción, su aceleración hace uso de caracteres propios de lo indígena... Como si una voluntad de muerte se instalara en los actores de este pataleo final histórico. (Poner ejemplos de estas muertes.)

En 2011 la alianza de unos pueblos indígenas occidentales, aglutinados en el CONAMAQ, con otros pueblos del oriente, los que aglutina la CIDOB, fue lucha conjunta en la octava marcha por el Tipnis, gran movimiento social boliviano de defensa del territorio, de la sobrevivencia, reprimido por el gobierno supuestamente pro-indígena. El resultado de este movimiento, aparentemente a favor de los indígenas, fue revertido con trampas legales, mentiras, manipulación de organizaciones de indígenas, cooptación y compra de dirigentes, llegando a la abierta suplantación de las dirigencias indígenas, al más puro estilo fascista, además de otra táctica fascista, la intervención militar en el propio territorio. La octava marcha y la lucha siguiente por el Tipnis -- que irradió a gente de las ciudades, convocando en su apoyo a cantidad de colectivos de la más diversa filiación y ubicación social, cultural -- fue una instancia, la única, en que unos pueblos indígenas acudieron a la defensa urgente de otros pueblos indígenas, amenazados en sus condiciones de sobrevivencia, el control político-militar de su territorio. No hay otros ejemplos recientes de tal solidaridad, lo que podría expresar el aislamiento de unos pueblos indígenas con respecto a los demás pueblos indígenas, soledad que, si no se supera, puede augurar derrota final.

El modo de la desaparición de los restos de lo indígena en Bolivia se puede resumir en dos temas, mercado político y estado económico: (1) la creación de ciudadanos por el mercado, que es quitarle a las gentes de los pueblos indígenas sus cosas, sus territorios, e implica ruptura de las solidaridades de grupo, atomización, individualización, desaparición de las trazas restantes de reciprocidad, y una sorprendente aceptación de las nuevas condiciones de la escasez así creada por el capital. (Dar contenido aquí.) (2) La expansión y profundización del estado, con sus diversos aparatos, jugando para los fines del capital mundial.

( Ejemplos:

-- La asunción tan directa, no problemática, del motorismo por la gente del pueblo en Bolivia muestra qué fácil es ahora borrar la última huella del ser indígena. El motorismo, tal como se lo practica, es diametralmente opuesto a cualquier idea de ser parecido en sustancia a los indígenas : asumir el motorismo es dar el salto adelante, negligiendo las consecuencias de este saltar, olvidar las restantes mínimas consideraciones por los demás.

-- El desprecio al trabajo manual, al trabajador manual, extendido entre los propios trabajadores manuales, más allá de la demagogia propia de la gente del pueblo, que hay momentos en que exalta su realidad de esfuerzo físico diario; pero ¿y la cantidad de ejemplos que he conocido de uno o más hijos de una familia a los que se aparta, se separa desde niños de la posibilidad del trabajo físico, para que se dediquen exclusivamente al estudio? )

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