En Cochabamba, entre 2015 y 2019, con:
(1) el discurso de la bici verde, esgrimido por la tecnocracia ambientalista, con protagonismo corrupto, cooptador y sustitutivista de ONG ligadas a agencias estatales
(2) los autollamados "masa crítica Cbba." (¡nadie mínimamente enterado de lo que fue y es la masa crítica nacida en septiembre de 1992 en San Francisco, California, nadie respetuoso de su propagación en estos casi treinta años por muchas ciudades del mundo hubiera usado esa etiqueta para su grupo ciclista: las diferentes masas se reúnen y salen en masa, no se ocupan de etiquetarse, una etiqueta así, formal, no se usa en otra parte que yo sepa!)
(3) los ciclistas paseantes, nocturnos y diurnos, con bicis caras, fashion, y pinta de los ciclistas calacaleños, queruquereños sacada de las fotos de revistas ciclistas fashion europeas y estadounidenses ligadas a la industria interesada en subir los precios de los productos ciclistas, haciendo a los usuarios más dependientes, menos autónomos
(4) el crecimiento de este consumo conspicuo (Th. Veblen) con cada vez más tiendas ciclistas (el inicio de esto último tiene más de diez años) en la zona norte o en el centro y sur de la ciudad pero fijadas miméticamente en ese ciclista ocioso, fashion
(5) y por último, con la ley municipal de la bicicleta de 2017 y su reglamento de, creo, hace dos años, redactados por gente sin ningún conocimiento práctico vivencial ciclista diario en el valle de Cochabamba (conocí y compartí con algunos de ellos), gente ignorante del gran daño que con esas regulaciones hicieron a los ciclistas reales, de las calles cada día en Cocha
... lo que pasó en el ciclismo urbano de Cochabamba, repito, entre 2015 y 2019, fue un intento de sustitución, suplantación o impostura: llegaron unos, los ciclistas jailas calacaleños, que antes no estaban aquí (aunque es cierto que a algunos de ellos no les faltan algunos antecedentes familiares, unas hebras de conexión con pasados ciclistas mestizos -- no cholos, no populares -- cochabambinos de los años 60 a 80, pero con uniones o rupturas a investigar), y dijeron: estos, los ciclistas urbanos diarios con bicis chinas touring o mountain o semirruteras de 600 pesos, no cuentan; sólo contamos nosotros, con bicis de 2000, 3000 pesos, disfrazados con mallot y casco, nosotros somos los ciclistas de Cochabamba.
Además, en la práctica, dijeron: no nos interesan los 100 años de lucha ciclista urbana en ciudades europeas y norteamericanas, no nos interesan sus avances, sus dolorosos, mortales descubrimientos, sus derrotas (con ciclistas muertos a manos de los fascistas alemanes, por causa de su lucha específicamente ciclista), no, nosotros sabemos de qué se trata la escena...
En realidad, como concluí desde el principio, nada más al conocerlos, a fines de 2011, a través de un amigo jaila con quien marché en defensa del Tipnis, lo que buscaban era acomodo en la burocracia municipal, o peor, proyectos para medrar de los fondos municipales.
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Hoy la cosa es grave para los ciclistas diarios de Cochabamba:
¡Esa gente pide ciclovías! ¡Exactamente aquello contra lo que los ciclistas organizados luchan durante 100 años en muchas ciudades del mundo! ¡Quieren hacer ciclovías en Cochabamba, sin saber que son dañinas para la seguridad de los ciclistas! ¡Sin saber que las ciclovías de diseños diferentes aumentan el número de ciclistas lesionados y muertos por motoristas! Que las ciclovías son históricamente la solución técnica del complejo estatal-industrial-petrolero motorista a la molestia que son los ciclistas para los motoristas en las vías
y
... sin saber que, hoy, 2021, un año después del encierro por enfermedad mundial de marzo a julio de 2020, tiempo durante el cual mucha gente en muchos lugares del mundo descubrió y redescubrió facultades personales y sociales y disposiciones espaciales para usar la bicicleta a diario, es claramente pensable (pensable, además, a partir de muchas experiencias urbanistas y de disposición del tráfico, europeas y norteamericanas en los últimos sesenta años, por ejemplo, los vonerwen holandeses, y diseños y construcción de barrios y zonas sin carros, y los días sin carros en muchísimas ciudades desde los años 90, y el reciente, de hace veinte años, renacimiento ciclista urbano en muchas ciudades europeas...)... es pensable y factible olvidarnos para siempre de las ciclovías, y apostar por algo medianamente sólido: disminuir el número de carros en nuestras ciudades bolivianas, en Cocha, disminuir su velocidad...
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Bases, antecedentes externos para pensar y hacer ciudades bolivianas con menos autos que vayan menos rápido:
los movimientos Reclaim our streets que tienen más de treinta años, sobre todo en EEUU (y cuya práctica -- pero no sus razones -- asombrosamente se da hace 20 años en los rehearsals de las fraternidades folclóricas en tantas ciudades de este país en avenidas de medio calibre, tantas noches al año, como rebalse, además, de una quizá ya centenaria tradición bloqueadora boliviana de vías...)
los limitados, poco escuchados, pero hermosos llamados del Depaver Jan Lundberg en Portland, Oregon a desasfaltar nuestras calles...
el nuevo (tiene 40, 50 años) urbanismo, algunas de cuyas venas estudiaron las multicentenarias medinas norafricanas, densas zonas comerciales urbanas sin carros
la lucha de los peatones ingleses desde al menos ochenta años por detener la carnicería motorista, pero también por entenderla, que cuajó en reflexión antropológica y política en el informe de su presidente en 1947, J. S. Dean, Murder most foul, a study of the road deaths problem, y en mucho tráfico periodístico suyo, que nos enseña (al menos a mí) que la lucha ciclista es, antes que ciclista, y que será, después de dejar de ser ciclista -- porque las bicis no dejan de ser dañinas antes de ser usadas, al usarse y después -- lucha de los peatones, o sea, de los hombres y mujeres sin adjetivar
la contestación legal ciclista vehicular anti civlovías de Forester en California, años 70
los funcionamientos reales diarios de las enormes ciudades ciclistas chinas entre los años 60 y 90
los trabajos de Ivan Illich, Jacques Ellul, Jean Robert y otros en los años 70 y 80
nuevas reflexiones, como las de Popan, las de Horton...
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El año pasado publiqué una diatriba similar: http://cuadernociclista.blogspot.com/2020/05/vuelvo-oponerme-los-suplantadores-del.html .