Torcido sobre la montura y avergonzado por eso
Me asombré a mí mismo cuando, año y medio atrás, recién sabedor de que mi sentarme sobre una u otra de mis nalgas en la montura de la bicicleta era por mi próstata hinchada, me dio vergüenza. Me di vergüenza... por ser prostático. Hasta entonces llevaba unos años sentándome así, evitando el contacto y la presión de esa parte de mi cuerpo contra el asiento, y sin saber por qué lo hacía, no sentía vergúenza por eso. Sabida la relación con la próstata hinchadora, necesité unos meses para sentirme cómodo con mi modo atravesado de sentarme en la bicicleta.
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