El ciclista (14)

Al maestro bicicletero de la calle General Pando le pido que suba a mi máquina y la pedalee una cuadra para ver (sentir) y decirme si las continuas muy leves hundiciones de los pedales, acompañadas de sonido mínimo, salen de la cadena por ratos muy tensionada, o si es que en los alojamientos laterales del eje central se desportillan y muelen los rodamientos. Lo hace el muchacho de veintipocos años y me dice que el problema es el eje. Le había adelantado que no haría reparar hoy a mi bici.

Luego de la muerte del maestro Víctor, a mediados de este año, estoy en busca de un taller donde un mecánico reparador atienda a mi bicicleta. En la misma cuadra de este taller, hay otro, también receptivo y hábil. No sé decidirme por uno de ellos. (Además, entre ambos talleres, en una de las varias tiendas de repuestos, son amables y venden a precios estándar.)

espina de rosa

la espina de la rosa pincha poco y pincha sólo a veces

desde su aguijón, su grosor, pronto mayor e inclinado hacia arriba, la dificulta entrar a la carne

sangre, una gota de sangre de hombre en el suelo, sangre por el delicado picar de la espina del tallo de una rosa blanca

la espina de la rosa se suelta ya de su tallo y cae y deja de doler

es gentil la espina de la rosa blanca, no persiste en doler

sólo avisa que hay algo llamado el sentir en la carne

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