Plaza catorce antes de la navidad
Rodean los troncos de los árboles unos cables con lucecitas de colores eléctricos que se apagan, encienden, cambian de color, titilan. ¿Qué les harán a los árboles, y a los pájaros de los árboles esa electricidad, esas fantasmales luces que prefiguran, llaman a la muerte del mundo?
(La estrella que señaló el lugar del nacimiento de Jesús, era una, nada más que una, ¡ y era una estrella de verdad !)
Raperos que se insultan entre sí. Qué música más fea, que no es música, en realidad.
Carritos imitación autos, a batería, llevados por niños.
Payasos obscenos, sus chistes autodenigrantes.
Durmientes ya quietos, envueltos en sus frazadas, en los corredores que rodean la plaza.
Los yuquís yacentes que piden limosna.
Gente que se saca fotos junto a las formas iluminadas eléctricamente hechas de alambre que figuran ángeles y sanjosés y santamarías.
Hoy no se oye a los masistas que hablan en voz alta, no están, qué suerte.
Mucho comercio de minucias en la plaza, y variadas actuaciones cuyos ofertantes recaudan dinero. Mucha gente en la plaza, familias, enamorados, gente de edad, durante largas horas al final de la tarde, hasta las diez y media de la noche, y si esto será como el año pasado, durará varias semanas, hasta mediados de enero.
Un año después, con tema parecido: http://cuadernociclista.blogspot.com/2019/12/en-la-plaza-catorce-ahora-mismo.html