domingo, 31 de mayo de 2015

Lawa (2)

"Que hayas pasado un buen día, disfrutando el amanecer, tomando una buena lawita de chuño que te gusta" -- escribe mi hijo que está lejos. Le respondo : Sí vi amanecer, ayer y también hoy. La lawa de chuño me gusta, pero no es fácil hallarla; mientras, me conformo con cualquier otra lawa; sobre todo me gusta la de trigo aplastado llusphichi, el chague de trigo pelado, y la lawa de choclo, jakalawa, que aunque no creas, en este tiempo de invierno, se puede hallar. La cosa es que hay que saber cuál comidera hace cómo sus lawas. Por ejemplo, doña Pancha, donde empecé a almorzar luego de separarme de tu madre, ella había sido desayunera de origen ... lo que sabía hacer bien era api y similares: hirviendo nada más un rato la mezcla de harina con agua. Error, pues, haber usado tanto tiempo su plato y cuchara. Tuve que cambiar de casera, probar -- lo que hace que las comideras cochabambinas te respeten; saben que en cualquier momento las puedes dejar; además, ¡darte el lujo de ir de una a la que debes, sin asco, pasarte por un día a la del frente, a la del lado...! -- eso es lo que hice que me hizo conocer de lawas. Pero las lawas se hacen hirviendo algo más que un rato, algunas lawas hay que hervirlas mucho. Y, como con cualquier sopa, importa el caldo de hueso y carne que se hace antes, por separado, habiendo hecho, aun antes, un guiso rápido de verduras. Esto me lo enseñaron una de las mujeres con quien viví un tiempo, hace ya años, y tu hermana. Sí sé hacer lawa, y espero con ansiedad el día en que vuelva a hacerla, el día de cocinar mi propio almuerzo de vuelta.

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