Protección repetida
Ella de diecisiete años le cuenta a su padre que el domingo pasado, al volver a casa, su hermano de quince le iba diciendo que no, cómo pues, no por ahí, nooo, no vayas por el borde mismo de la vía, no ves que es ahí donde se juntan las piedritas, los pedacitos, vidrio, madera, fierro, los alambres que son los que pinchan bicicletas; y que él se le ponía a la izquierda, protegiéndola... exactamente igual que cuando eran tres, y iban por las calles juntos en tres máquinas, hacen ya tantos años, y era el padre quien protegía a los dos, poniéndose entre los carros y ellos, y diciéndoles, entre otras muchas, muchas cosas, eso que, esta vez, el domingo pasado, él de quince le dijo a su hermana de diecisiete, según a su padre le cuenta ella. Cuenta ella, además, que luego de despedirse ellos hijos de él padre, en el parque Lincoln, a las seis de la tarde del domingo, reaccionando ellos wawas, quisieron seguirlo al viejo, pero este había desaparecido, se había perdido lejos el padre.
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