jueves, 26 de octubre de 2017

Antítesis

Esta antítesis humana se descubre dondequiera que el alma reacciona poderosamente sobre sí misma. El galán desearía ver a su amada reposando sobre mullidos cojines de seda, envuelta en vaporosos tisúes orientales, y la mayor parte del tiempo la posee sobre un camastro. El ambicioso se imagina en la cumbre del poder, sin dejar de rastrear por el fango del servilismo. El traficante vegeta en el fondo de un tenducho húmedo y malsano, levantando un vasto palacio de donde su hijo, heredero precoz, será arrojado por una licitación fraternal. En fin, ¿existe algo más repulsivo que una casa de placer? (En una edición que calculo de fines de los años cincuenta, sin tapa, de la novela de Honoré de Balzac, La piel de zapa, Barcelona, en la página 7.)

-- Hacer una versión de la antítesis de arriba con los personajes del motorista orgulloso y el accidentado agonizante, la construcción de edificios de apartamentos y la propietaria (antes, diez años esclava en España) despojada de su apartamento..., el político sindicatero popular al servicio del fascismo del régimen masista.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio