Del diario ciclista a Mo
21 septiembre 2004
Anoche, cerca de casa, y frente a un bicicletero conocido, se rompieron los dos forks de la horquilla y me fui de cara al suelo. Iba rápido, pero había frenado levemente, porque torcía una esquina y pasaba de asfalto a empedrado. Tengo un trato con la Fénix: ella no me va a tirar al piso con daño, yo sé que esos fierros negros me van a cumplir. Puse las manos adelante y no me pasó nada, solo una rasmilladura en la canilla que me debo haber hecho al raspar alguna parte de la bi. Es como si se te hundiera el piso, la rueda delantera se suelta, te vas adentro, abajo. Otros se rompen la cara, la nariz, hasta los ojos, con esta caída, y yendo a menor velocidad que yo.
Dejé mi máquina donde el bicicletero, y me moví a pie. Hoy en la mañana la recogí y la llevé donde otro maestro, al que le compré por un sexto del precio de una nueva una horquilla muy vieja, color azul. Tardamos mucho en colocarla; es la una operación que no sé ni comenzar solo todavía.
22 septiembre 2004
No tengo bicicleta confiable; desde hace meses que la seguridad de que no va a pasar nada con ninguna de sus partes no me dura más de unos días. Te conté la rotura de la horquilla de la Fénix, anteayer lunes. Hace dos semanas rompí el tubo diagonal del cuadro de la Benotto, me di cuenta al salir del periódico: inutilizada. La Fénix tiene un problema en el alojamiento del eje central: tengo que hacer que lo rellenen con bronce y tarrajeen = hagan nueva rosca; recién entonces dejará de pasar lo que me pasa desde principio de año, que cada tanto rompo chicharra, eje central, cubetas, etc., que tengo que ajustar el eje cada día.
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