miércoles, 30 de agosto de 2017

Carreras

Hoy miércoles en la mañana, mi hijo corrió bici montaña, con otros dieciséis, la carrera departamental para clasificar a los juegos plurinacionales. Eran dieciséis vueltas, de dos kilómetros y medio cada una. A la primera vuelta, ya estaba cerca de la cola. En la vuelta siete, el puntero lo pasó, con lo que, de acuerdo con la norma de la carrera, mi hijo tuvo que retirarse. Ay.

[Esto es de la cuarta semana de mayo.] Ayer a mediodía, mi hijo terminaba número cuatro en una carrera de bicicletas. Fue especial el flaco ahí arriba, en el parque Qhora : si no hubiera sido porque rompió cadena, pudo haber terminado primero con unas tres vueltas (de las 25 que dieron los corredores) de ventaja sobre el segundo. Completando la cuarta vuelta, cuando llevaba más de una vuelta de ventaja sobre el segundo, rompió cadena, bajó ocho cuadras a Tiquipaya a la bicicletera doña Juana, ella arregló, subió a la bici, a la media cuadra volvió a romper cadena, bajó de nuevo, la maestra arregló de nuevo, tardando mucho para garantizar que la cadena no se rompiera en el par de eslabones donde ella la reunió no muy maestramente, subió hasta el lugar de la competencia, en la que se había quedado siete vueltas por detrás de los otros, y fue recuperando, hasta que como digo salió cuarto. Un poco más de hora y media de competición. Si la carrera hubiera durado las 36 vueltas inicialmente planificadas, talvez mi hijo habría aguantado y ganado. Pero los organizadores cambiaron la duración de la prueba en medio de ella, pensando en no sobreagotar a los chicos. Era cosa especial. Parecía el flaco de otro, superior nivel, delante de los otros ciclistas, iba a otro ritmo. Justo antes de rompérsele la cadena, me decía yo, viéndolo suber la cuesta empinada por la que los corredores volvían de la parte baja hacia la parte alta del trazado, me decía: "Aquí llega la venganza sobre pedales". Acabada la carrera, uno de los muchachos le dijo algo que resume lo que digo, que el flaco es mejor que ellos, que está a otro nivel.

Hoy en la mañana, volviendo del punto medio del circuito, botellas plásticas vacías de bebidas estimulantes que algunos corredores tiraron al asfalto, latas de lo mismo en el suelo. Antes de la partida, un amigo corredor ciclista nos cuenta que no sé cuál fábrica de bicicletas de carrera hizo alianza con no sé qué otra fábrica de autos de carrera, y habla de una segunda de esas alianzas, y de una tercera, y dice el precio, de cinco dígitos, de no sé qué bici prototipo... Y ahí llega una familia, padre, madre y hijo corredor, en una vagoneta muy ancha y larga, pintada de color plomo reluciente. Retiran la bicicleta de carrera que iba atornillada o agarrada en la puerta trasera. Instalan una sombrilla de colores pastel. Recuerdo una noche de la semana pasada, en que acompañé a mi hijo a alquilar la bici con la que corrió hoy. Una casa en el centro de la ciudad, en barrio residencial, con pocos comercios. Es tarde en la noche. La casa tiene tres puertas de garaje, todo el frente de ella son garajes. Sospecho que es por eso que su acera no tiene árboles, a diferencia de las otras casas de la cuadra, que conservan algunos de los muy viejos árboles (deben tener hasta ochenta años) de esa calle Colombia (cuyo nombre no sé; ya lo averiguaré). Al salir, mi hijo me cuenta que en el taller que en esa casa hay, vio en el suelo bicicletas caras (de poco más o menos de mil dólares). El mecánico que le alquiló la bici, quien también corre en bicicleta, llegó cuando nosotros lo esperábamos en la calle, llegó en moto, de su trabajo como instructor de spinning en un gimnasio. Spinning es el manejo de bicicletas estacionarias.

Imagino lo que pensó uno de esos muchachos que botaron como basura el envase de la bebida con que soquetearon a su cuerpo en el intento de rendir más al pedal para, quería el muchacho, ganar, llegar primero. Talvez en esta carrera no pensó nada al tirar lo que para él es basura y para la ciudad es desastre. Pero la primera vez que lo hizo en plena carrera, ha debido pensar así: "No importa, correr es lo que vale, ya habrá alguien que alce esta basura, para eso pagamos impuestos, la alcaldía tiene empleados que barren cada día el suelo, yo seguiré nomás corriendo, mejor me apuro, quiero ganar".

Sobre el tema de mi hijo corredor de bici, http://cuadernociclista.blogspot.com/2017/06/un-corredor-en-bici.html.

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