Al subir el puente
A ras del suelo, fijando un punto sobre él, vibra el insecto : las rápidas alas, minúsculo compás, hacen bascular su cuerpo nuevo. No vio al animal quien manejaba el carro que pasó primero, no lo ve quien maneja el segundo carro que ahora pasa, y no lo verá un tercer, próximo carro que desde allá atrás viene. Llevado por el curso del camino, un ciclista que madruga a través del puente Cobija no sabe, no sabrá si el insecto sigue o se fue, si vive o ya no.
Primera semana de mayo de este año.
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