¿Por qué se quita la hierba nativa?
El machete golpea plano las hierbas sin cortarlas. El hombre es flaco. El machete marca una curva en el aire y cae cortando unos tallos. El casco del hombre es azul, su camisa de manga larga tiene la espalda con barro. Rotas por el machete más hierbas, unas de ellas de flores amarillas, pequeñas, abiertas y con los pétalos puntiagudos, hierbas caen, otras de ellas con hojas largas, lanceoladas, pero que no parecen pasto crecido sino otra cosa. El hombre obrero de la construcción, al accionar el machete la primera vez, abría la boca, fruncía los labios, arrugaba la frente, y cuando el fierro tocó los tallos verdes de la hierba, sin cortarlos, él soltó, aflojó el gesto, la cara se le compuso, como aliviándose. Temprano en la mañana, comienza la jornada.
Los condominios cerca, creciendo, más casas para gente con heladera y horno de microondas y automóvil particular y hijos en colegios privados, más casas cerradas entre muros que protegen la propiedad privada de los dueños de esas casas, protegidos por los políticos-policías encargados de mantener esta forma de encierro, con la que rentan, medran. Las casas residencias particulares que no son condominios, casas de dos pisos, algunas de ellas, tienen cables por encima de los muros, con letreros advirtiendo de electricidad de alta tensión. El miedo de los dueños de casa.
¿Por qué se eliminan las hierbas nativas que crecen en las aceras de las calles en Cochabamba? Supongo que los vecinos dueños de casa buscan uniformar el aspecto de sus fachadas, es decir, que los vecinos que ahora quitan "malezas" lo hacen copiando a los que lo hicieron antes. Unos y otros comparten, supongo, la idea de que pasto, florcitas, y pequeños, podados arbustos (además de, funcionalmente, permitir la visibilidad para que ellos dueños y sus guardias de seguridad privada tengan la visión despejada ante la aproximación de personas a su propiedad, para, reconociendo, evaluando, definir el grado cero o mayor que cero de peligrosidad de los aproximantes) son mejor opción que las hierbas nativas, que deben de parecerles, imagino, feas, o al menos descuidadas, que crecen hasta matorrales. Supongo que la idea es mostrar que se está atendiendo, algunas veces con trabajo alquilado, la acera, el frontis de la propiedad. No deben de pensar los vecinos en que las hierbas nativas que crecen sin estorbo cobijan fauna nativa. Los vecinos tampoco deben de explorar con sus memorias o su imaginación las potencias estéticas de las plantas dejadas a su libertad, ni la belleza de lo nativo, lo propio. Ni la ventaja de que la flora nativa, fuerte, adaptada, salvaje, no pide atención.
En esa esquina de la ancha avenida con calle de ingreso al barrio donde vivo, a la hora a la que llego de vuelta, diez y media de la noche, un hombre de edad media se ocupa de la vegetación compuesta por tres o cuatro tallos que crece en la jardinera de su acera. Riega, toca, retoca con unos pequeños útiles de jardinería de mango anaranjado, la compuesta tierra alrededor de las pequeñas, flacas plantas. Presente el propietario sobre su acera. Reduciendo el ancho de la calle, su aseado automóvil fosvaguen, estorba el paso lateral al rompemuelles doble que allí hay. Se mueve el jardinero propietario motorista por la acera, cuidando sus plantas, cada noche.
No hablar de la labor de las mayoritariamente mujeres de edad madura, salidas de provincia, de campo o de suburbio que, pagadas por la alcaldía, uniformadas, pasan como langostas digitadas (en equipos de ocho hasta veinte unidades) por diferentes zonas de la ciudad, eliminando todo crecimiento nativo, sano, para reemplazarlo con pasto y florcitas artificiales.
La flor de una de las plantas endémicas es de color blanco, con manchas de un amarillo tibio. La forma de la flor es la de una estrella de cinco puntas, cada una de las puntas es compuesta por varios pétalos, unos más largos que otros. Lo femenino de la flor, las partes amarillas, está repartido por el conjunto. Es linda. Esta planta es la eliminada de las aceras antes descuidadas hoy atendidas, linderas a lotes baldíos o en construcción. Hoy paré junto a un campo de estas plantas, en un baldío. Las hojas de la planta no son planas, sino que sus nervaduras las fruncen. El tallo y ramas, algunas de las plantas los tiene de color verde ceniza, otras los tienen de un rojo yendo a morado, del color de los tallos de cierta variedad de la yuca. Muchos bichos, que me parecieron las luciérnagas (pero, siendo de día, no lo confirmé) caminaban sobre las hojas, algunos de ellos en parejas, copulando.
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