viernes, 9 de agosto de 2019

Molle que enlenta el tráfico, y, en otra parte, aprendizaje del miedo

En la calle o avenida 23 marzo, que nace al sur de la avenida D'Orbigni, a pocas cuadras de esta disyunción, plantado en medio de la calle, hay un molle de hasta sesenta años de edad, grande, coposo (y no tiene jamillu), fuerte, un árbol como para ir a mirarlo cuando se necesite ánimo. No pude evitar decirle a la vecina, que me pareció ser la dueña de la tienda de barrio que está ahí, que tienen suerte los de su barrio de tener un árbol como ese, y que deben agradecerle el que morigera el tráfico. "Hasta demasiado", me dijo. Me arrepentí de haberle señalado a superficie lo que talvez para ella sea una latencia. Esto en la zona (cuyo nombre desconozco) al oeste de villa Galindo y al sur de villa Granado. Ahora, una escena reciente del centro de la ciudad :

"¡Corran por sus vidas!", les dice la niña a su papá y mamá al iniciar el cruce de la lenta pero no calmada calle Lanza en el mercado Calatayud. Lo dice medio en serio, medio en broma -- el tono es de teatro. Pero la niña -- de unos cinco años de edad, es de las menudas, una peque -- muestra estar aprendiendo la pedagogía del miedo. Sus padres, de hasta treinta años de edad, fuerzan una sonrisa. Yo que cruzo la calle al lado de esa familia siento con angustia la mezcla de lo que salta a la vista en la escena con lo que la escena oculta (la escena tapa la desaparición en la vida diaria de la opción de una paz urbana).

Sobre el aprendizaje precoz del miedo, https://ciclistasdevalle.blogspot.com/2007/05/educacin-vial.html y http://cuadernociclista.blogspot.com/2017/07/pedagogia-del-miedo.html.

Dos meses después. pasé de nuevo a ver el molle grande de la calle ..., barrio ..., zona ... Hablé con la mujer que atendía una librería, que dijo querer al molle en media calle. Cuando le pregunté si había gente que se quejaba de él, dijo que hay gente que se queja de cualquier cosa. Sí.

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