jueves, 8 de agosto de 2019

Árboles recientes

Una t'ipa en la placita que está al lado del templo del Carmen, en Capacachi. Sus cinco o seis ramas principales, cada una de entre 40 centímetros y medio metro de diámetro a la altura de mi cabeza, corren unos trechos casi horizontales para luego torcer transversales en ángulos estrechos; sus ramas quieren abrazarse entre sí, se enredarían, si pudieran, se anudarían si, un poco más, hubieran seguido su tendencia.

Un soto o arrayán grande y viejo en la plaza principal de Colcapirwa (escribo esto ahora cerca de esa plaza). Debe haber sido en la vez número diez o veinte que estuve un rato corto en esa plaza, caminando -- haciendo un minuto de respiración antes de usar computadora en red para escribir, entre otras, cosas como esta -- que me di cuenta cuál clase de árbol era y su tamaño. En otro lugar, en la plazuela Quintanilla, en la ciudad, hay varios sotos. Y también hay sotos en ...

Quince molles en Coñacoña, en la calle A.S.Muñoz, que parte de la avenida D'Orbigni al norte, a una cuadra al oeste de la avenida Juan Pablo Segundo. Están plantados en la calzada, siete en la cuadra sur -- poco más allá de un grande edificio de apartamentos pequeños y baratos, recién terminado de construir y aun no habitado -- y ocho en la cuadra norte. Tienen de entre 35 y 40 años de edad; están sanos, están bien... están allí. Son para ir a verlos.

Unos seis molles que hace año y medio fueron salvajemente talados por la empresa de luz eléctrica; les quitaron todas las ramas del lado de ellos que daba a la pared, para dar paso a los cables, una cuadra abajo de la Universidad salesiana, a un kilómetro y medio al norte de Colcapirwa. Hace un año, quedaban 5 molles vivos. Ahora solo quedan 3 molles vivos. Foto de 8 mayo 2018 :



El sauce desmochado, al que le cortaron todas sus ramas y un trecho del tronco principal, al final del barrio Álamos, antier domingo 11 de agosto. Preguntado el porqué de la poda casi tala, el dueño del árbol me dijo que la hacía por la excesiva sombra que arrojaban esas ramas sobre su cultivo. Además, dijo, el árbol retoñará, y ahora su sombra será tolerante de lo que crece en los surcos. También me dijo que los molles, en su contorno, respetan a los cultivos, que a su sombra, crecen bien las cosas. Subido a una escalera apoyada al tronco del árbol, el dueño del pegujal hachaba el tronco a una altura de unos dos metros, y sufría el sol directo del mediodía.

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