lunes, 6 de noviembre de 2017

Por vergüenza

La paloma que alcé hoy, no había tenido la fuerza para alzarla ayer. En la calle Calama entre San Martín y Lanza, en mitad de la vía, con las alas completamente abiertas, y ya muy pisada, tanto que, al alzarla, sentí que era muy poco la carne que le quedaba. En esa cuadra hay jardineras -- de esas que han sido aisladas de la tierra de abajo, o sea, que bajo la tierra de las macetas, hay cemento -- donde dejar unos restos como los de ese animal. No me animé a alzarla ayer... por vergüenza.

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