Tres molles menos
En la calle Araona (una cuadra al este de la avenida Villavicencio) o continuación de la calle de ese nombre, primera cuadra yendo al sur de la avenida Tadeo Haenke, acera naciente, lote baldío (sigue así), habían seis molles. Ahora hay solo tres. Quedan, arriba, dos árboles, uno viejo y de tronco delgado y retorcido, el otro no tan viejo y más normal, y abajo, un tercer árbol. Hace unos diez años, a los seis les quitaron sus ramas secundarias hasta los cinco o seis metros de altura. Yo pasaba por ahí cada tanto para verlos. Me descuidé unos meses, y perdí la ocasión de ver la tala fresca. La tala debe haber sido hace unos dos meses, pues no hay rastros recientes, y los cortes en los existentes tocones muestran esa antigüedad.
Habrá sido el 2005. Vivía por ahí, pasaba cerca cada día. Vi esos seis árboles, y no recuerdo qué cosa me hizo sentir que estaban en peligro; quizá fuera la reciente tala de los ciento cuarenta árboles de la subida al Seminario. Hablé con los vecinos. Escribía una columna impaga en el diario Opinión, "Desde la bicla". Hablé a la persona encargada. Me dijo que escriba algo y me prestó al fotógrafo. Fuimos, el flaco sacafotos en su moto y yo en bici, charlando. Unas doscientas palabras (cantidad parecida a la que tendrá esta entrada que tú lees). ¿Qué escribí? No lo tengo a la mano, y no lo buscaré; estará en el archivo del periódico.
Siento pena.
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Marzo 2019. Solo queda un molle. Construyen una barda o muro que cierra la propiedad, para eso. Cortaron dos de los molles.
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