sábado, 12 de agosto de 2017

Tipnis resiste

(Todo lo que leo en estos días, noticias de hoy, es amenaza de destrucción masiva nuclear, historia de ayer, destrucción masiva fascista. Junto a la amenaza presente, la dignidad de los hombres, de los pueblos que resisten. Entre medio del holocausto pasado -- quizá menor que el holocausto en curso -- la esperanza, en la boca del horno, el consuelo. Señor Jesús, salva tú lo que está por perderse. Señor Dios encarnado, justo asesinado, hombre resucitado, dinos hoy si hay un mañana por fuera del ciego caer en el abismo.)

Supongamos que los del gobierno se salgan con la suya, que acaben de hacer la carretera que partiría el territorio enmarcado por los ríos Isiboro y Sécure, la carretera que destruiría a personas, familias, comunidades indígenas ricas en saberes milenarios de subsistencia, saberes de salvación, supongamos que, para pagar a sus ávidos cocaleros, pagar a sus patrones petroleros extranjeros, los del gobierno terminen la carretera que en pocos años mataría millones de árboles, multitudes de animales, poblaciones enteras de vida. ¿Cómo deberíamos entonces los bolivianos castigar a esos criminales? Demasiado grande sería su daño. No habría cómo ellos resarzan. Actuemos ahora. Impidámosles el crimen. ¿Y cómo de pobre, de triste sería nuestra vida entonces? ¿De dónde sacaríamos la esperanza para seguir? ¿Con qué cara nos veríamos entre nosotros mismos? ¿Cómo le hablaríamos a Dios, si en un futuro no hubiera ya Isiboro Sécure? Detengamos la construcción de la carretera.

¡Tipnis resiste!

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