Molle que muere
Es un molle, es viejo, era grande. Lo están arrancando, ahora, mientras escribo esto -- que es miércoles 16 de agosto de 2017, a las tres y media de la tarde -- un amigo mío, por medio de un obrero, arranca un molle de cuarenta años, para hacer campo en su patio delantero para que, en vez de dos carros, entren tres. Yo estuve ahí en la mañana. El hijo del talador, también mi amigo, trató de impedir el derribe, y no pudo: ganaron los tres carros. En una semana iré a conversar con el amigo viejo que tala el árbol sano, grueso, diciendo que le había dado muchas vueltas al asunto, sin hallar salida más que sacar el árbol; iré a conversar con él, hablaremos de literatura, de uno y otro escritor; pero del árbol, no. No tiene caso. En cambio, este apunte se lo mostraré a su hijo.
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