domingo, 28 de agosto de 2016

Incidentes de ayer

Auto blanco taxi, con placa 692 BSE, hombre de alrededor de 30 años, según me dijeron mis compañeros, pues yo no lo vi con tranquilidad suficiente como para evaluarlo, con pasajero o pasajera en el asiento delantero derecho, calle Antezana entre Sucre y Ecuador, 5 cuadras, ayer sábado 27, a eso de las 1 1/2 de la tarde. Estamos delante de él, voy yo a la izquierda, toca bocina, nos desentendemos de eso, vuelve a tocarla, se acerca, hacemos el gesto entre los tres ciclistas de entender recién que el motor quiere adelantarnos (la calle no está apurada ni llena, es una hora de tráfico relajado). Pasada así, en el pre-diálogo entre actores del tráfico, algo menos de una cuadra, decide pasar nomás, rozando el costado izquierdo del bulto grande que llevo sobre la parrilla, bulto que está como escurriéndose al suelo. Me lanzó el carro encima el tipo. No reacciono. Me detengo. Mi bicicleta no está como para persecuciones. Mis compañeros le dan alcance una cuadra más allá, en la esquina con calle Bolívar, abordándolo uno por izquierda y el otro por derecha. Después me contaron que el hombre, acechado, bajó la guardia, respondió sin combatividad que debemos (los ciclistas) ir a la derecha, que debemos ceder el paso. Los compañeros aflojaron el acoso al llegar a la Heroínas. Yo, llegando desde atrás, y apostrofándolo como cobarde, traté de alcanzarlo, pensando al ir llegando a dos esquinas sucesivas que el semáforo me ayudaría a poder decirle algo más, pero no, no pude.

En la noche de ayer sábado, otra: auto blanco, placa 839 TFN, hombre de unos 30 años de edad, en la calle Esteban Arze, llegando a la calle Calama, a las 8 y media de la noche. Quiere pasarme, pero el ancho de la calzada no da para que lo haga sin peligro para mí. No lo dejo. Se acerca, cada vez más. Hago el gesto, y lo repito, de mirar hacia atrás, como mostrando nerviosismo, o sea, lanzo la cabeza, a cara hacia la máscara del carro. Sigue cerca, a unos centímetros de mí, durante unos segundos, que son unos metros. Pero se modera, guarda su distancia, medio metro, más de un metro, ya, alivio.

Y estas son las dos primeras placas que logro recordar en más de dos años, para transmitir la alarma sobre estos motoristas amenazantes, abusivos.

Un incidente más. Martes 30 de agosto, 10 de la noche, calle Ladislao Cabrera, llegando a la avenida Ayacucho, trufi blanco, placa 2688 AKE, chofer de poco más de 20 años, pasa cerca de mí, lo adelanto, me acerco a su ventana y le digo que no pase tan cerca de un ciclista, dice que está usando la calle, le digo que él maneja un vehículo que puede ser peligroso para los ciclistas.

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