Biqui que hace música
Es la tira de goma que llevo amarrada a la parrilla, se soltó, cuelga, baila, y va golpeando o, mejor, va siendo golpeada por las varillas tangentes de la rueda trasera, y... suena una música, mi bicicleta toca una pieza completamente aleatoria, sin principio ni fin (bueno, terminará cuando yo pare, cuando llegue a donde voy), música sin... Es música libre, nacida y muerta aquí ya. Sí que tiene que ser tarde de noche, por este barrio casi vacío de carros en la noche, por estas calles no demasiado iluminadas, solo yo y mi bici, y dispuesto a oír. Oír a este tiempo (ahora mismo oigo a Lou, uso unos audífonos para llegar al final de la pieza llamada rock n roll, http://www.youtube.com/watch?v=ZSLid-0cUcI , que justo acaba de terminar), y dispuesto a aceptar que algunas de esas cosas, de esas partes que no entiendo de este tiempo... me quedaré sin entenderlas... no todas... pero así es la vida, tiene lugares, momentos que no se entienden, por más que uno trate. (Persistir en buscar entender no es señal de inteligencia, dice Barry Lopez...) Entonces, oír al mundo, estando yo en el afuera, este afuera que late a mi alrededor, lo siento, un afuera que me tiene, y del que yo me adueño, en parte, por un rato, a ver, así, oyendo la música que hace la bici número dos. Entonces, crezco y disminuyo y vuelvo a crecer en el mundo inmediato, lato yo, aquí, vivo. Gran cosa. Oigo música. ¿Y las tareas pendientes?
( Empezando con esto, y dando unas vueltas, quiero llegar a glosar la necesidad, dicha por Illich, de recuperar la esperanza, la esperanza en el otro, aquí cerca, mi amigo, mi hijo, mi vecino, esperanza de que él, ella me sorprenderá, me cuidará, me dará eso nuevo, como yo se lo doy a ella, a él, esperanza puesta en el día de hoy de este mundo, en mi hacer hoy, junto a los demás. Esperanza, palabra opuesta, dice Illich (en la entrevista que J.M.Domenach le hizo, http://vimeo.com/66948476 en 1972), a expectativa. Glosar la vuelta, anunciada por Illich, de Epimeteo, el hombre que se queda en el hoy, el que no planea, el que no prevé, el que guardó, para nosotros, a la esperanza, impidiéndole salir del vientre de Pandora. Ya llegaré. Se trata, primero, de hacer entender, o de, sencillamente, vivir yo, al escribir, el sabor del aquí ahora, kaipi. Después, tengo que meter a esta escritura a los otros, lo que cuesta más, hablar de los demás.
¿Cuántas vueltas tardaré en llegar a, saliendo de mí, o mejor, sin salir de mí, y aun sin dejar la perspectiva propia, pues no se puede, tardaré en llegar a los demás, a este mundo que, quiera o no quiera, ¿quiere?, me espera? )
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