En la Pampa
Frena exacto antes de tocarme con su carro exprimidor de jugo de naranja. Su cara dice "casi". Mi cara dice eso mismo. Sonreímos los dos. Nuestros gestos se distienden más aun. Y seguimos cada quien su camino, uno primero, la otra segunda. Nos hemos cruzado, casi chocamos, y esto aviva nuestra tarde. En un corredor de los del mercado de la Pampa, ella de pollera, de unos cuarenta años, empujando un carro de mano; yo de pantalón, de unos cincuenta años, montado sobre una bicicleta.
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