Panadero descolocado por la inflación
El panadero de Quillacollo cuyo pan compré durante años pasó de vender 5 panes de tamaño y peso regulares por dos pesos a pedir un peso por un pan que parece grande pero es liviano. La inflación reciente dejó a esa familia de panaderos sin capacidad de decidir según su propia conveniencia, porque, aunque no lo sé con seguridad, estimo que ahora venden menos que antes. El mes pasado vi al maestro panificador a cuadras de su tienda, llevando afanado unas (ahora escasas y encarecidas) bolsas de harina de trigo en un carrito de mano. Sus panes de antes eran ricos y se podían guardar, sin perder comibilidad, muchos días, a diferencia del pan de batalla (que, de tamaño menor, compro de una amable panadera paceña en Illataco, aún a 5 por 2 bolivianos), que pasadas unas horas pierde lo crocante de su exterior y cuya masa interna empieza a apelmazarse, la de los tocos y las marraquetas, o se reseca, la de las tortillas.

0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio