Hoy día la verdad nos tiene sitiados
Dice el paramédico Daniel Lakemacher, que trabajó en la prisión ilegal estadounidense de Guantánamo, lo dice llorando ( https://m.youtube.com/watch?v=_-GXU_MGsHM… ), que no tiene el coraje para hacer lo que hizo Aaron Bushnell en febrero del año pasado: inmolarse por justicia y liberación para Palestina, pero que sí tuvo valor para salirse del ejército estadounidense como objetor de conciencia. Entró hace 25 años al ejército, dice, a luchar en la que, empujado por su evangelismo protestante, creyó era guerra religiosa. Lo que vio en Guantánamo fue que algunos de los allí detenidos (algunos sin contacto con nadie más que con sus guardias) eran nada más un inocente campesino yemení o un pastor afgano, de repente vendido a los yanquis por un vecino rencoroso. Allí vio interrogadores torturadores israelíes, además de estadounidenses (uno de los cuales fue el evangélico De Santis, actual gobernador de Florida — nota mía). Lakemacher cree que un motivo para esta injusticia es (en Guantánamo sigue habiendo presos ilegales) la ganancia: las cárceles son un negocio yanqui.
Dos apuntes. Uno, para católicos y latinoamericanos. Las cárceles estadounidenses del programa de rendición de supuestos militantes musulmanes (militancia, por lo demás, inventada, diseñada, fomentada, entrenada y pagada durante décadas con decenas de miles de millones de dólares, por el mismo EEUU), cárceles situadas en el territorio cubano ilegalmente ocupado de Guantánamo, en Polonia, Lituania, Rumania, Tailandia y otros lugares, son el súmum de la maldad yanqui. Nuestro san Juan Pablo II, buen ejemplar de cura resistente al fascismo durante la guerra de hace 85 años, luego, convertido en político anticomunista, muñeco de la CÍA, fue cómplice indirecto de esa maldad en Polonia (como también fue cómplice de la impunidad de Pinochet, al abogar por su liberación, por razón de "compasión", en 1998-2000, de Inglaterra).
Sigo con el primer apunte. Así como es deber de nosotros los bolivianos recuperar el Litoral cautivo, de los argentinos recuperar las islas Malvinas, es deber de todos los latinoamericanos expulsar a los militares yanquis de Guantánamo.
Segundo apunte, para todos. Los yanquis-israelíes-europeos no tienen la menor idea de lo que están haciendo. Supongamos que no haya liberación humana en la historia que viene, supongamos que en las décadas próximas los opresores ricos nos vencen a los pobres. Importaría mucho. Viviríanos la destrucción de lo humano. Punto. Pero, como dice Lings (citado hace 50 años por el católico E. M. Schumacher en el epílogo de "Lo pequeño es hermoso"): «Si puede decirse que el hombre colectivamente se retrae cada vez más de la Verdad, también puede decirse que por todas partes la Verdad está rodeando cada vez más al hombre. Casi podría decirse que para poder recibir un toque de Ella, lo que en el pasado requería el esfuerzo de una vida, hoy todo lo que se le pide al hombre es que no se retraiga. Y sin embargo, ¡cuán difícil es!»
Digamos que los ricos opresores se salen con la suya: igual, habrá quedado claro, durante la lucha, que ellos buscan el mal, pelean contra el bien. Ése será su castigo. Los derrotados habremos sido semillas de bien, para la vida eterna, es decir, para la gloria de Dios.
Israel-EEUU-Europa están abriendo los ojos de hombres y mujeres de todo el mundo a la verdad de su dominio malvado, y plantando en sus cabezas y corazones, para las décadas que vienen, los motivos para rebelarse, las maneras de rebelarse, el talante para vivir una vida rebelde, digna.
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