Asfaltado nuevo, y bicicletas eléctricas
Asfaltaron en estos días unas cuadras al costado norte de la fábrica Manaco y de la industria metálica adyacente al oeste. Es una calle encajonada entre los frentes de esos lotes y los cuatro metros de la pared del terraplén que lleva al puente sobre el río Tacata, en el kilómetro 14 y 1/2 y 15 de la avenida BG o Albina Patiño. Esas pocas cuadras las usan empleados de esas fábricas, sobre todo para estacionar sus carros. ¿Qué necesidad había de enaceitarlas, cubriendo, tapando, ahogando a la tierra? Se trata, como en tantos otros lugares y situaciones, del extremismo motorista, de la normalización a ultranza de todos los lugares, vía monerío total, copionería exhaustiva.
Lo veo hoy al pasar, pienso en contárselo a ustedes como la mala noticia que es, y unas cuadras más allá, junto a la jardinera central de la avenida, veo las temibles máquinas asfaltadoras, y la marca de una de ellas me recuerda su manual de operación y mantenimieno (quizá no exactamente de ella, pero sí de su pariente) que, como un trabajo para el cheruje y más, traduje hace diez años. Fui cómplice.
Otro ejemplo de mímesis extensa es la cantidad de gente que en Quillacollo y alrededores usa bicicletas eléctricas con batería de litio, máquinas que en realidad son motocicletas, pero a las que, para que entren en la búsqueda de la palabra bicicleta, las sigo llamando tales, por esta vez. ¡Hay que ver las caras de los y las afortunadas usuarias de esas bicis a corriente! En algunos de ellos es claro que asumen el reciente progreso o mejora de su lugar social jerárquico consumidor. Ya: un gasto inicial de 400 dólares te sube arriba de otro gasto de 100, y el gasto diario en corriente, y el mensual en mantenimiento, supongo que serán mayores que los de bicicletas estándar, sin motores, decentes. Un detalle rescatable de esas bicicletas tiene que ser el que sus cuadros o armazones, como sus aros y otras piezas, deben ser resistentes para aguantar su peso y velocidad mayores, y esas estructuras quedarán para el futuro. Sobre la gente de este valle (y sobre la gente de aquel llano, y la de la costa de allá, y la de la montaña de acullá): ¿cómo es que digieren tanto mensaje en los medios sobre la causa, quema de combustibles fósiles, de la destrucción en curso de nuestra casa, el planeta Tierra, sin que afecte en lo más mínimo a su conciencia? ¿Conciencia? ¿Qué es eso, con qué se come? Entra por esta oreja y sale por la otra. Pero, ya en serio, creo que el éxito económico completo de las familias en este valle, el triunfo final de la piquería trae ahora (como Ch. dijo hace más de diez años) étnicamente enlazado uno y más carros (al principio, taxis blancos de segunda mano, después, SUV) por familia, y muchos celulares y televisores, y casas de ladrillo, con mirador en el tercer piso, y cámaras de vigilancia, y ducha eléctrica, y educación universitaria...
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