Dragan la laguna de Coñacoña
Hay bolsas plásticas rotas, deshaciéndose. Una tapa de botella. Cubiertos desechables de plástico blanco. Una plancha de pastillas medicinales, sin las pastillas. Un sachet de quechup, vacío, de esos mínimos, que ponen un contenido de 9 gramos, y que venden con la comida que uno compra y lleva en bolsas a otro lugar para comerla fría y fea. Bolsas vacías, de las de medio litro de agua, pues muchos de los concurrentes aquí hace deporte... Todo esto, a mis pies, sobre el piso de tierra, al lado oeste de la laguna de Coñacoña, hoy temprano en la mañana, parado yo fuera de la laguna, tocando la malla de alambre romboide.
Adentro, en el espacio seco de la laguna, trabajaban cuatro máquinas amarillas, dos de ellas palas cargadoras, las otras dos, también ocupadas en mover tierra. Dos volquetas blancas llegaron muy apuradas, para trasladar tierra. Me acerqué al operador de una de las máquinas. Me dijo que dragan y limpian la laguna. Habría que preguntar a alguien que sepa de estas cosas. A mí siempre me alarma una obra municipal. Y ver la laguna seca y toda revuelta, no me gusta.
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