martes, 4 de noviembre de 2014

Laura fuego

Anoche el fuego y mi hija. Era fuego lo que los brazos de Laura movían rápido en círculos delante de sí. Bolas de fuego que trazaban curvas que la envolvían, cursos de luz roja en la noche. La ciudad, cuyo fuego puntual hicimos, estaba ahí, alrededor, y inadvertidamente dentro. [reescribir]

Sobre el puente de las avenidas Tadeo y Melchor, en la puerta al barrio de Sarco, la hija, el padre y ..., artista del swing. En el puente, fuera de la corriente de humo sofocante y rugidos roncos y rayas sólidas rápidas pesadas aplastantes que es el tráfico, nosotros fuera de eso, los tres, con el fuego, haciéndolo y viéndolo ocurrir inquieto, y conversando, nada más unos ratos, ahí, al oscuro aire aun tibio (las luminarias no estorbaron) de un día del noviembre del lado oueste de Cochabamba.

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