Lleva al nieto pasajero
Diez o doce años después lo vuelvo a ver. Es el viejo pequeño, de cara larga y flaca, nariz grande, el que tiene la espalda apenas sobresalida. El que maneja siempre, todo el largo de cada cuadra, por el extremo izquierdo de la calle, y que, entonces, me dijo que lo hace porque así está más seguro: los motoristas lo ven y lo respetan. Ahora debe ir por los setentaicinco años o más. Se conserva el hombre.
Pero hoy va por la derecha: sobre la barra lleva una wawa de entre cinco y siete años; será su nieto. Tiene alguien a quien cuidar.
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