Un pis en Coñacoña
Apoyada a mi cadera y con su rueda delantera sobre el pie de un molle, mi bicicleta está con mi quietud. Ante mí, la laguna, y hay puntos en su piel en los que el sol que nace me guiña. Yo echo mi agua al pie del molle, en la vera de la (buldoceada, dragada, rellenada, extraída) laguna de Coñacoña. Entro en el silencio: durante un buen rato no hay carros, de allá no vienen y del otro lado, tampoco.
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