La ciclista
Diciéndome: -- No quiero estar aquí, papá --, y significando que se siente muy insegura, en peligro, la ciclista se baja del asiento y camina entre los carros lentos quietos por ratos que, con muchos pasajeros a pie en busca de pasaje, congestionan la avenida-carretera. Una cuadra más allá, despejándose el espacio, volvemos a rodar sobre las bicicletas.
Allá en ese país lejano donde estuvo años, la ciclista subía con su bici de la mano las gradas de dos pisos.
Aquí -- vuelta ella adonde es su lugar --, por el torturado, proteico camino de tierra con piedras que une Quillacollo e Illataco, en bicicletas, vamos codo a codo la ciclista y yo.
2 comentarios:
Tres pisos papá. Tres.
Que envidia che.
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