Esperanza en este tiempo de muerte
Leo The song of the dodo: island biogeography in an age of extinctions, de David Quammen, New York 1996, ¡harán pronto veinte años! Vivimos uno de los seis momentos de mayor extinción de la diversidad de la vida en la tierra :
"Nadie sabe exactamente qué provocó las extinciones en masa del pasado remoto. Compiten hipótesis que van desde cambio climático gradual (reflejado en cambios de hábitat que resultaron intolerables para muchas especies) hasta una hasta hoy no detectada estrella mortal que orbita mutuamente con nuestro sol, ejerciendo un arrastre cósmico gravitatorio y atrayendo tormentas de asteroides asesinos a la vecindad de la tierra cada veintiséis millones de años."
(Aquí, Quammen pasa revista a varios tiempos de extinciones, y, comparándolos con este tiempo, que empezó hacia el neolítico, tiempo de muertes provocadas por hombres y mujeres, sigue:)
"... el ritmo de extinción ha aumentado aun más y la amplitud de peligro ha crecido -- desde los pájaros hasta animales y plantas de todas clases, y desde las islas a los continentes -- a medida que el impacto de la humanidad ha crecido en correlación directa con el crecimiento de la población, la eficacia tecnológica y la hubris [arrogancia] humanas. Hoy en día no es una cuestión de dodos y aves elefante y moas. Hoy en día estamos perdiendo un poco de todo.
"En unas pocas décadas, si siguen las tendencias presentes, estaremos perdiendo mucho de todo. A medida que extinguimos una gran parte de la diversidad biológica del planeta, perderemos también una gran parte de la belleza, complejidad, interés intelectual, profundidad espiritual y salud ecológica de nuestro mundo."
"Esta vez, nosotros [hombres y mujeres] somos la estrella mortal." (páginas 606-607. Traducción mía.)
Hay más en este libro. Hay esperanza, esperanza en medio de la desesperación, que es justo donde ella, la esperanza, la espera de lo improbable, pertenece, donde cuenta y vale.
Pero, como otras cosas, la esperanza se va haciendo, día a día. En nuestro caso, en mi caso (soy el ciclista del valle) y supongo que también en el tuyo, lector ¿quién serás?, hay que hacerla con estudio, con palabras, ideas concatenadas, depuradas, actos diarios, acumulados, creciendo hacia fuerza de reacción ante la muerte organizada (llámense : estado y capital) en medio de la cual vivimos.
(Aquí, me falta poner tanto discurso, meter tanta acción.)
¡Salvemos el Tipnis!
¡Impidamos la construcción de puentes vehiculares, impongamos una moratoria a la construcción de todo tipo de vías para vehículos a motor!
¡Impidamos la construcción de innecesarios estadios en el valle de Cochabamba!
¡Bloqueemos la carrera salvaje Dakar en Bolivia!
¡Metámonos con las empresas petroleras, las empresas mineras, destruyámoslas!
¡Impidamos la construcción de represas grandes!
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