sábado, 21 de diciembre de 2013

Como cuando

Como cuando te dejan esperando ... los ciclistas que quedaron en verse contigo hoy en tal lugar a tal hora ... no llegan ... esperas, ya es un cuarto de hora, das una vuelta ... nada ... otra vuelta ... ¡media hora!, miras por todo lado ... nada, pues, me voy. Me hicieron la piedra.

Citarlos, citarla para una siguiente vez. Superar el falso orgullo, ir a buscarlos, buscarla, y citarlos.

Como cuando la tipa deja de hablarte. Con el pretexto o la razón de que te tomaste demasiada confianza con ella, le hablaste con demasiado énfasis (no es que gritaras, no, sólo que dijiste las cosas, las que debías decirle, digamos, vehemente), de que la trataste como ella no esperaba que la trates, y ahora, ya, se libra del asunto, total, si es que era un problema, acaso iba a aceptar estar contigo, si era un juego, nada más, podemos ser amigos, cómo, pues, habrá imaginado este ciclista que yo estaría con él, si yo soy una tipa de auto, soy una señora, una mujer seria, y él ciclista, dizqué, cómo, mejor así, cada quien por su lado.

Ver si la cosa es así como temes, tranquilizarte, abrir los ojos, evaluar. Por ahí no está tan mal la cosa y talvez se pueda con ella.

Como cuando fallas y no estás donde debieras estar, no haciendo lo que debes hacer, y eso pues no se hace y queda no hecho y vacío y no pasa nada y sigue faltando eso que faltaba y es tu culpa, y vamos, primero haz tú, luego, convence a otros para que te acompañen, todavía aguanta y se puede, y en todos esos lados, todas esas cosas, la lista es larga, que falta hacer, y cuya hechura, cuando estás en ella, es lo bueno de la vida. Vamos.

Como cuando la luna no sale. No es que no salga : es que está tardando en salir. Ya saldrá. Detrás de aquel cerro va a salir la luna. ¿De qué tamaño, con cuál forma? Esperarla. Verla como ella sea, como ella es.

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