Nave nueva
Es otra bicicleta la que uso desde antier -- no es la Fénix. Se le parece pero no es ella. La Fénix sigue perdida. Vieron al muchacho que se me la llevó, dos personas lo vieron, una de ellas habló con él, pero yo todavía no recupero mi bicla. Pero me compré otra, de la misma marca, casi igual a la mía de dieciséis años, pero que es otra, otra bicicleta. Ésta, un poco más pesada, muy directa en su moverse, supongo que puedo llamarla Fénix 2. La miro, y no creo que tengo nave nueva, como me dijo un chango. La miro y no sé qué es lo que le he hecho a mi bicla, al cambiarla por otra. Pero es que no la cambié yo, es que me la quitaron, es que necesito bicicleta, y tuve que comprarme otra. Cómo me irá con esta Fénix 2. Me la preparó el maestro Félix de Las Cuadras, alumno del finado maestro Rafael Pillco de Coñacoña. Es rica esta nueva bici, está swift en plano, y pesada de subida, pues tiene chicharra de veinte dientes en lugar de los veintidós que tenía mi bicla. Es silenciosa, está bien aceitada. Todas sus piezas son originales, estándar. Le falta tapacadenas, hay que doblarle las asas de los frenos para que no choquen y raspen la barra al girar el manillar, hay que ajustarle el freno delantero, hay que cambiarle muchos radios a las dos ruedas, ponerle ojos de gato, ver si cambiarle parrilla trasera y ver de ponerle una, pequeña, parrilla delantera. Tantas cosas. Está chala. Aun no es mi bicla. Pero en ella voy y vengo.
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