Un ciclista, su bici y su maestro bicicletero
Al salir del taller, Tuco, tu bici no es tuya: las manos expertas del maestro mecánico se la adueñaron al atenderla, al separar de ella algunas de sus partes y al recomponerla, mejorada. Son tus primeros pasos al pedal los que, tentativamente, preguntándole con el arco de tus pies, con el agarre de tus puños, los que te van devolviendo tu bici. Esto, a propósito de lo que me dijiste de que, después de caer feamente, de cara, con riesgo de perder dientes, de la bici ajena cuya rueda delantera se zafó, no usarás más bici de otro.
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