Sapos de noche
Chali: una de dos: o soy tan despistado que en los años pasados, viviendo en este Quillacollo todavía en parte rural, no oí, no quise oír, sin saber que no lo quería, a los sapos cantando de noche en las khochas... o es que a este invierno especial por aquí le basta su humedad para darles a esos sapos ánimo y número suficiente (lo que tendrá que ver con el otoño y el verano pasados, con su nutritividad batracia) como para cantar, hermosamente, como lo hacen. ¿Y los carros a motor, y las fiestas con amplificaciones, no ahogan los cantos de los sapos? No del todo; por ratos, aquí en Illataco donde vivo, poco, ¡y a veces, nada, cero carros durante cuarto de hora, media hora! La noche restaurada precariamente, por un rato. Bueno, feliz tú, cuya khocha los tiene cada noche del año, allá en Paukarpata. (Sobre las luminarias que contaminan la noche con luz antinatural, ¿cómo les dañará!)
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio