Subo a la bicicleta
Subo a la bicicleta y el día se abuena. En el trabajo, algunas cosas trancadas. En la calle, alguna gente inquieta (pero uno besa, y uno toca, y uno recibe en los ojos el gozo desde los ojos de los otros; gracias, Señor). Pero subo a la bici y, sintiendo los baches, los aguanto -- me reconcilio con la leve realidad esta mía. Las piernas se sienten estándar, las rodillas son fuertes, el aire acaricia, la ciudad vive, yo pedaleo.
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