domingo, 22 de noviembre de 2015

En el año dos mil cuatro

Unos pájaros, los mirlos, que en alguna ciudad de Canadá atacaron a la gente, lo que nunca antes, desde que, hace unas décadas, se trasladaron a vivir en las ciudades humanas, habían hecho. ¿Por qué?

Unos hombres, trabajadores de una granja de pollos para venta de carne de pollo, en algún lugar del sur de Estados Unidos, descubiertos, filmados golpeando a los animales contra las paredes de los galpones, ¿por puro gusto?

El dueño de un supermercado en llamas que decide cerrar las puertas, las rejas de su propiedad, para impedir que la gente escape, porque ve que pueden irse sin pagar por las cosas que cogieron. Algunos muertos. Asunción, Paraguay.

Cosas ocurridas en el año dos mil cuatro.

Un año después, en Valparaíso o Viña de Mar, Chile, dos muchachos drogados que deciden aprovechar la facultad que les da el ir en carro para golpear, herir a la gente de a pie, y lo hacen, con varias bajas.

Registro esto que mi memoria guardaba desde hace diez años.

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