miércoles, 7 de octubre de 2015

Chicharra cambiada

Voy a comprar chicharra nueva para la bicicleta. La sola idea de recambiar esta pieza me hace acelerar el paso, me alienta, me da tono. Estaba raro, y peligroso, el paso con la chicharra vieja : esta parte no corría como debía hacerlo, se quedaba en su lugar, con lo que, pedaleando desde el reposo, mis pies giraban en vano, dando media, hasta una vuelta sobre el eje de la bicicleta. En medio del tráfico, esto pudo ser peligroso.

Compro chicharra ordinaria, como ninguna de mis bicicletas antes tuvo. Al hacerla girar, suena en mis manos como lo recordaba, dando un tono grueso. Aguantará unos meses, digo. La chicharra vieja anterior dio, estando la bicicleta conmigo, dos años; quién sabe cuánto tiempo antes habrá servido.

Es una pieza especial la chicharra, en inglés se le dice flywheel, rueda que vuela. Una señal de que está funcionando bien es que, al ir sin pedalear, levantando los pies de los pedales, estos no se mueven, no acompañan la marcha adelante de la bicicleta.

Salgo de la tienda en la Barrientos donde compré la pieza, hallo en el suelo un billete de diez pesos, lo que me permitirá pagar al mecánico para hacer el cambio hoy mismo. Esto arregla mejor mi día.

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