Del suelo al zapato
Sentí a uno o más granos de arena que entraban por el caño a mi zapato, alzados desde el suelo hasta lugar alto desde donde caer para incomodarme, por la trilla de caucho de la cubierta en la rueda delantera de mi bicicleta en movimiento, sin guardabarros.
Antes, y por días, venía preguntando: ¿cómo es que entra la tierra a mis zapatos? Si no caminé, todo lo hice en bici, de dónde aparece el polvo aquí adentro? Y aun si hubiera caminado, ¿cómo pudo tierra subir y entrar a mis mocasines? Deslizando un dedo de la mano por entre cada par de dedos de los pies descalzados, para sacar los sudorosos rollitos negros, trataba de entender, y no podía.
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