El rostro de un motoquero y la cara de la estatua de un ángel
Rodeado por el casco de motoquero, el rostro chino coreano de un hombre boliviano de más de sesenta años de edad, con la mueca criolla andina de suficiencia que le da el manejar un motor a cierta velocidad por la avenida ancha que une la ciudad de Cochabamba con Quillacollo. Medio quilómetro más allá, una cara muy parecida: ancha, con protuberancias redondeadas, de ojos estrechos, nariz pequeña y de base ancha, delicada, sobre un cuello corto; es la cara del muchacho ángel de color blanco, estatua puesta al borde del mercado de Colcapirwa. Así como está en la estatua, no volará : sus incipientes alas esmirriadas le rendirán apenas una carrera de resuello agitado. Pero, en lo real, ¿cuál vuela, el hombre de carne y hueso, sobre una moto, o esa cosa no hecha de carne que buscó presentar el artista en un ángel anclado en el suelo?
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