Cosas sin nombre
La huella que en lo oscuro está dejando la luciérnaga allá, trazo de luz que permanece, curva que querré recordar.
El color del día en la piel del pequeño bolso abultado, por reventar, la primera gota de agua que ya cae sobre el plano de agua de la laguna quieta. Está por llover, huelo.
La densidad del pedazo de aliento, calor de mi cuerpo que saco por la boca para atemperarme las manos expuestas al mundo, la duración de su efecto. Y necesito, deberé moverme. Hace frío.
No tienen nombres estas cosas. Tampoco tengo un nombre de a quien regalarlas.
Septiembre 2010.
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