Muñeca rota
Una piedra me hace caer. Es de noche. Sobre el suelo, aquí estoy yo, y allá atrás, la semirrutera. Viene un auto, no está cerca aun, frena y para, deja que me levante del centro de la calle.
A medianoche, duele la muñeca hinchada. Luego, la radiografía mostraría parte del hueso hecha pedazos. La reconstrucción, dos días después, exige que me hagan dormir sobre la cama de operaciones. Vuelvo a casa. Contento con el vaporoso despertar somnoliento de la anestesia, paro en el mercado para comprar buñuelos, que la casera baña en almíbar. Camino comiendo sonriendo.
(Esto pasó hace muchos años.)
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