jueves, 23 de abril de 2015

Verdades

(1) En la masa del domingo pasado, quise cantar en voz alta, lo hice un rato, pero me dio vergüenza que la pieza era en inglés, y me contuve. Cuántas piezas en castellano sé... ¿por qué no una de esas? Es que las piezas alegres que tengo guardadas acá adentro son en inglés, pues.

(2) Desde el domingo siento verdadero miedo en la calle. No todo el tiempo, pero buena parte de él. Como voy caminando, y no es algo a lo que esté acostumbrado, me cuesta. El miedo es así, ocurre así, y tiene estas consecuencias: en ciertas situaciones, doy el paso a la gente en carro, me dejo ganar, cuando en las mismas situaciones, yendo también a pie, hace solo cuatro días, pasaba yo primero, hacía frenar al tipo encarrado. También, a veces, elijo sendas alternativas, a mayor distancia de los carros, hasta, en algún caso, uso pasos estrechos. Pero lucho contra el trauma que me provocó el choque de hace cuatro días. Y visito al ciclo cada día, lo toco, le acaricio los tubos, le paso la mano por la goma. Ahí está, con el manubrio en alto, posado sobre su trasera redoblada, la parte de él que aguantó al coronel de ejército que manejando quiso pasar antes que yo en la esquina de las avenidas Oquendo con Aroma, a eso de las tres de la tarde del domingo.

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