Tiempo de frutas. Y cosechador furtivo
Estoy contento con el lugar donde vivo. Ayer se cayó uno de los tres troncos de una higuera grande, por el suelo demasido húmedo. Quise que se quedara así, a la espera de que maduren los frutos que tiene, pero el dueño de casa, usando sierra eléctrica, le cortó todas las ramas frutadas. En el lugar hay limoneros del sutil, de otro mediano y panzudo y de un tercero, el limón rugoso, todos con algo o mucho de fruto (ahora compraré azúcar para la limonada de la noche), hay muchos manzananeros (en plena frutación), son muchas las manzanas por el suelo, cientos, un membrillo (que debo defender contra las vacas del aparcero) y un peral (tiene no más de 20 frutos que van creciendo, son de piel áspera, y al comerlos, como que les faltara algo de dulce), cinco o más cirueleros (fruta que ya acabó, qué rica estuvo; salía temprano en la mañana a alzar del suelo los picoteados por los pájaros, dulces; luego, pude sacar unos cuantos maduros que los pájaros dejaron en los árboles) y un duraznero (saqué un durazno, queda otro que van madurando, picoteado ya por los alados animales), dos parrales (con mucho grano que va creciendo, lo espero para carnaval, en pocas semanas; probé la uva, es medio asalvajajada, y la cáscara de los granos tiene como costras, que creo que es polvo de Illataco más hollín del tráfico ahí pegado con alguna supuración de los granos), y tres o más paltos que dan dos clases de frutos, uno que al madurar tiene la piel de color negro, de tamaño, digamos, mediano, y el otro de piel verde al madurar, de tamaño algo más que mediano (alzo las paltas que caen, casi cada día, las hago madurar envolviéndolas en papel periódico).
Una noche, llegando a Illataco tarde, pasada la medianoche, y en plena lluvia, de un maizal a un quilómetro de donde vivo, coseché o espigué ese maíz fresco, que comí sin cocerlo, mezclándolo con la ensalada. Rico, dulcísimo. Veo que las zonas por donde paso al llegar no son como para espigar, a las horas en que paso, hay mucha gente cerca, mucho local de borrachería, mucha casa, no sé... no me animo a sacar un poco del maíz que hay a la vera del camino.
La semana pasada, mi hijo Ale descubrió moras maduras cerca de la puerta de calle. Y ayer un colegial trepado a la reja sacaba moras y le invitaba a su chica. Al volver hoy, quitaré unas cuantas para mí.
Hoy corté tres racimos de uva que como de a poco, racimos grandes, con uvas maduras, no muy dulces, y uvas no del todo maduras y uvas verdes.
Descubrí un trecho donde muchas paltas verdes quedan al alcance de mis manos.
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