viernes, 9 de mayo de 2014

Esta bicicleta

La bicicleta nueva mía me hace gastar más que toda bicicleta que antes haya tenido. En ocho meses le vengo comprando cuatro cámaras nuevas. El domingo pasado pinché la trasera. Pinchadura producida por metal sobrasaliente en la cara interior del aro. Parcho yo (el maestro Fredi, que me prestó inflador, me dijo que debo ser más cuidadoso con las herramientas...). Voy a cenar (sillpancho). Al querer irme, la trasera flat, sin una gota de aire. Era la válvula. En la mañana del lunes, parcho donde el vendedor de repuestos de la caseta número 89 en la avenida Barrientos, comprando nuevo pegamento (el mío se me había derramado, el segundo tubo que se derrama o aplasta, por cerrar mal, por guardar de manera inadecuada), parche y nueva válvula (de tripa, en vez de la anterior válvula abierta). Por si acaso, retiré el parche puesto el día anterior, lijé (un rato largo), y puse el nuevo parche. A los dos días, de nuevo, encuentro, en la noche, y estando en Quillacollo, que la trasera se baja de a poco. Me presto otra bici, voy al pueblo y compro, por si acaso, cámara nueva, de las caras, y un inflador (el cuarto desde que tengo esta bicicleta : uno me robaron, regalé otro, la tripa del tercero está rota). Cambio cámara. Reviso la cámara vieja : pinchazo en el lado de afuera, es decir, atribuible a objeto externo o a mordisco de la cubierta. Era un alambrito de esos que van largando las llantas viejas de los carros usados que circulan por nuestras vías.

A esta biqui, además, le compré cubiertas nuevas, de las caras. Compré también una llave quince. Y no sé qué cosas más. Con tal que rinda como rinde. Es estable... ya la quisieran ustedes. Camina sola, sin bambolearse ni una pizca.

Es gastadora esta bicicleta nueva.

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