viernes, 8 de noviembre de 2019

Bloqueos en Cochabamba (2)

Son las once de la noche. Escribo esto en una sala de internet en Colcapirwa, a diez kilómetros de la ciudad de Cochabamba. Salí del centro de la ciudad para acá a las nueve. Vine muy lento, porque las esquinas de ocho o diez manzanos al oeste de la plaza principal estaban bloqueados por gente joven casi todos, de aspecto de clase media baja mestiza, con banderas bolivianas cubriendo sus espaldas, algunos que sostenían palos, algunos con máscaras o con parte de sus caras cubiertas; me parecieron muy organizados los que taponaban los ingresos a la plaza y a una cuadra de la plaza; por lo que vi, esta noche, luego de un motín policial anunciado en la tarde, varios cientos de jóvenes ocupaban con alguna beligerancia antigobierno el centro de Cochabamba. Pasé el puente Waina Kápac, y en la avenida Víctor Ustáriz, hasta llegar aquí, fue pasando más de 15 puntos de bloqueo, cubiertos por gente barrial, familias, pero con predominio de jóvenes. Algo que no me gustó fue lo visto en la rotonda de avenidas V.U. y Beijing : hasta unas cien personas, la mayoría niños, tomados de las manos, rezaban el avemaría, terminado el cual, un orador los arengó rápidamente antes de despacharlos a sus casas, hablando en favor de los matones motoqueros antigobierno. Un errado, mentiroso y dañino uso de la religión para llamar a la violencia. También está bloqueada la avenida Blanco Galindo, que tomé desde el kilómetro 7 y 1/2.

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Para caracterizar las políticas sociales y económicas de los casi 14 años de gobierno del MAS no es fácil usar el esquema izquierda-derecha. Pero desde el momento en que el gobierno del presidente Evo Morales favorece principalmente al capital mundial en sus versiones gran latifundio-gran empresa agroindustrial cruceña vinculada al capital financiero boliviano, que a su vez depende del capital brasileño, es claro este es un gobierno pro-capital. Sin embargo, su asociación con las transnacionales petroleras y mineras en términos algo menos desfavorables para Bolivia que los términos de los gobiernos anteriores, le han redituado unos ingresos muy aumentados, parte de los cuales el gobierno usa en redistribución económica a amplios sectores de los pobres bolivianos. Por esto, se ha ganado el apoyo de esos pobres. Y se puede decir que el gobierno representa políticamente a la mitad más pobre de la población boliviana. Ahora, por el carácter de sus alianzas duras con 5 o 6 sectores sociales organizados (los cocaleros del Chapare de Cochabamba y otros colonizadores en otras regiones del país, sectores de comerciantes agremiados, mineros cooperativistas, pequeños y medianos campesinos regantes de los valles de Cochabamba, y muchos y diversos grupos de transportistas), también se puede decir que el gobierno del MAS muestra varios de los rasgos típicos del fascismo clásico, el de la Italia de los años 20 al 40 del siglo pasado, así como de los populismos latinoamericanos de mediados del siglo pasado.

El comando de la oposición al gobierno lo lidera el Comité Pro Santa Cruz, una organización que desde hace más de medio siglo es controlada por la derecha masacradora boliviana, los grupos de "blancos" atrincherados herederos de la tradición de asesinato masivo, tradición inaugurada hace más de 500 años, con la guerra de invasión de los conquistadores españoles contra las naciones y estados nativos de estos territorios.

El hecho de que sea esta derecha masacradora (la que sostuvo a los gobiernos militares de los años 60 a los 80, los entonces llamados gobiernos "fascistas"; la derecha que entre el año 2000 y el año 2002 planificó y anticipó públicamente, sin vergüenza, la masacre que ejecutó en octubre de 2003, sobre todo en el Alto de La Paz) tenga hoy el apoyo de grupos y organizaciones "populares" se puede atribuir al capricho político de la gente del MAS, que, habiendo perdido el referendo de hace 4 años (febrero de 2016) sobre la vialidad de una nueva reelección de Morales, se negó a preparar y presentar otro candidato, y se ganó así la antipatía de gran parte de la población urbana, población completamente analfabeta en política y del todo desarmada en ideología, gente desorientada hasta la hez, que ahora se han subyugado a los políticos del odio racista y social que dirigen la oposición al MAS.

Sea el que sea el desenlace del conflicto, la continuación del gobierno de Morales o su caída, la política boliviana ha sido envenenada a largo plazo.

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